31.12.06

¡QUÉ ABURRIMIENTO!

¡QUÉ ABURRIMIENTO!

Oscar Wilde decía que mientras las guerras fueran percibidas como terribles, nunca desaparecerían, pero que en cuanto se las viera como ridículas, caerían por sí solas. Algo así nos está pasando con los descerebrados de ETA. Para mí, aunque me mataran mañana mismo, eso no tendría siquiera la consideración de terrible, de tragedia de nuestro tiempo…. Sería simplemente una gilipollez porque no han entendido nada. Están absolutamente “demodé”, jugando a “hazañas bélicas” como si realmente su territorio hubiera sido invadido, sometido, esclavizado. Pero, claro, como el PNV y otros tantos interesados los han venido jaleando, subrepticia o claramente, como “gudaris” vascos y no sé qué sandeces, pues ellos siguen con sus guerras carlistas dándonos el turre y queriendo salvar a los vascos de no se sabe qué y sin que nadie se lo haya pedido.

El bombazo del sábado en Barajas hace más ridícula aún aquella escenificación de la “tregua permanente” con capuchas y “txapelas” de gala como signo identitario, genealógico y pata negra de la vasquidad más pura. ¡Anda ya! Y encima utilizando a una mujer de la banda para que “pusiera la voz” como garantía… de nada. Ahora se nos hacen los feministos ¡lo que nos faltaba!

Toda esta importancia que se atribuyen a través de sus voceros, viene del protagonismo brindado continuamente por la inercia perezosa de los medios. Es un tema comodín, como el fútbol. Hablar de ETA, de la “kale borroka”, ahora del “proceso de paz”…, se ha convertido en un “clásico”. ¡Qué rollo! Llevamos así años y años. Nos perdemos el poder comentar temas mucho más interesantes y urgentes, pero la pereza mental de nuestro periodismo ha encontrado la horma de sus neuronas: algo sin ningún interés y sin contenido filosófico de ningún tipo.

Estoy con Savater cuando afirma que el problema de ETA no es un problema político, sino psiquiátrico. Efectivamente, se trata de un problema virtual, quimérico, un delirio colectivo que ha malogrado la vida de los que han caído en ese torbellino de locura y de sus víctimas. Es tan ridículo que varias generaciones de vascos sacrifiquen a muchos de sus hijos a ese Golem automatizado, robotizado, descerebrado, que si se le quitara a ETA y a su lucha el señuelo patriótico, romántico y de izquierdas, veríamos el espantajo que anida tras semejantes nacionalismos en pleno siglo mestizo del XXI. Esa nostalgia de identidad pura, de volver al seno de la tierra madre que engendra auténticos vascos sin mezcla de mal alguno… es sin duda una locura sin sentido en sí misma. Pensar que algo así se puede conseguir simplemente independizándose del Estado español, supone, cuando menos, una lógica totalmente infantil. Ahora bien, si el problema es el odio irredento por todo lo español, no hay otra solución que una terapia colectiva porque con ese sentimiento no es posible vivir una vida propiamente humana. Ellos creen que separándose, al menos olvidarán el objeto de su odio; podrán ignorarlo y, claro, no hay mayor desprecio que no hacer aprecio. Con ello se sentirán vengados. Lo que dije: una locura. ¿Cómo se dialoga con la paranoia? No con políticos, sino con psiquiatras. ¿Por qué no lo prueban?

No me interesan a estas alturas –ni a mí ni a nadie- las opiniones estancadas de los periodistas ni los circunloquios repetitivos de los políticos. Es ya un tema realmente aburrido, tan aburrido que propongo que, cuando terminen con toda esa vaina, nos cuenten en media hora el fin de esta historia tan “cutre” por parte de unos, de otros y de los de más allá. Mientras tanto, que se callen, por favor. Que hagan periodismo, que hagan política, porque mucho peor que el terrorismo de “txapela” es la matraca de cada día con este rollo a cuestas.

Que no nos distraigan, please. El peligro, el verdadero peligro está en otro lugar. ¿Es que no lo ven? ¿No ven que el terrorismo machista es mucho más espantoso? Imaginen lo que es tener que dormir con el propio enemigo en la misma cama. ¡Eso sí que es terror! Supongo que muchas mujeres, para no suicidarse, han tenido que elaborar un retorcido “síndrome de Estocolmo” que las ata emocionalmente a su secuestrador: otra locura. ¡Qué mal estamos!
CASANDRA

27.12.06

EL OTRO CABALLO DE TROYA

EL OTRO CABALLO DE TROYA

No sé si es que estoy aquejada de una paranoia aguda o si hago bien en no perder de vista al caballo de madera de los aqueos, pero el pasado 17 de diciembre me desayuné con una portada periodística que me dejó estupefacta para el resto de la jornada. Algo así como “a instancias de los conversos musulmanes españoles, Arabia Saudí financiará la segunda mezquita más grande de Europa en Córdoba, cerca de Medina Azhara…” No sé si con la primera se refieren a la Mezquita Azul de Estambul…, pero en todo caso da igual. La cuestión es que van a construir un gran centro de peregrinación islámico en el corazón mismo del antiguo califato: en Córdoba. ¿No resulta, al menos, sospechoso?
¿Quién vende esos terrenos? ¿Quién los compra? ¿Quién da los permisos de construcción? ¿Quién es tan estúpido como para frotarse las manos con la posibilidad de que Córdoba se convierta en un foco de atracción para turistas forrados de petrodólares, como se decía antaño? Jeques, príncipes, ayatolás, mulás, morabitos, casas reales y séquitos de las mil y una noches…., Marbella a lo bestia. ¿Qué político ingenuo sueña con inaugurar semejante maravilla, con ponerse las medallas del acontecimiento del siglo? En este posible evento yo no veo más que otro “caballo de Troya”, como aquel que llegaba a la ciudad amurallada con la noble intención de rendir culto y dar gracias a un dios olímpico, a un tal Poseidón por cierto. Sólo Casandra supo intuir la astucia tramposa de Odiseo, pero ¿quién de entre los piadosos troyanos podía oponerse a que se venerara a los dioses con inocentes cultos y oraciones? Sin embargo, aquella loca agorera mesaba sus cabellos y lloraba el fin anticipado de su ciudad.
Cuando comenté con una amiga el peligro que esto suponía, me dijo lo que el sentido común afirmaría: que mis recelos suponían reconocer que el Islam es más peligroso que la Iglesia Católica. ¡Claro que sí! Por supuesto que ahora mismo es mucho más peligroso el Islam que la Iglesia Católica, que lo fue en el tiempo de las cruzadas o de la Inquisición. Ahora sería impensable un Estado teocrático católico, salvo el Vaticano, pero no así sucede con el Islam.
No entiendo cómo a muchos progres les parece estupendo eso del Islam y encima van y se convierten. Bueno, sí lo entiendo. Total, ellos no tienen mucho que perder, porque cuando una civilización entra en recesión somos las mujeres las que retrocedemos todo lo avanzado, pero al hombre interesado en el poder se .le brindan más oportunidades, al menos en la familia, en la que puede ejercer de señor absoluto, y más si es polígamo. Que el secretario general de la federación de “conversos españoles” sea secretario, a su vez, de organización de Izquierda Unida, no lo entiendo del todo; pero que la abogada "conversa" de la entidad sea una señalada militante del PSOE…. me deja sin sueño. (R.M. Rodríguez Magda: “La España convertida al Islam”. Áltera. P.35)
Sigo insistiendo en que el Estado aconfesional está cuajado de trampas, sobre todo para nosotras. Por eso es el movimiento feminista el que, una vez más, tendrá que abanderar la marcha lúcida hacia un Estado laico, que impida de raíz aventuras de multiculturalismo patriarcalista. En ellas, la diversidad constituye un simulacro que esconde la identidad de origen. ¡Ojo al caballo!
CASANDRA

24.11.06

SEMÁNTICA DE LA VIOLENCIA

SEMÁNTICA DE LA VIOLENCIA

Estoy observando estos días el uso de diversas fórmulas para expresar el hecho de la violencia contra las mujeres, lo cual me tienen hecha un lío. Por eso me he puesto a pensar en ello, para aclararme a mí misma.

Antes de entrar en cuestiones semánticas, tendremos que remontarnos a los hechos en sí, a las estructuras, a ciertos orígenes. Y creo que no se puede entender un fenómeno tan reincidente, universalizado y casi atemporal si no comprendemos que nuestra “civilización”, no sólo nuestra cultura, es una civilización violenta porque se ha establecido sobre relaciones de dominio, y el dominio no se impone si no es con violencia. Nuestra civilización universal es una civilización patriarcal, asentada sobre tres principios violentos:
El sometimiento forzado de las mujeres a los hombres, creando en ellas personalidades sumisas y complacientes.
El dominio y explotación de la Naturaleza más allá de cualquier consideración de equilibrio, sostenibilidad o calidad de vida.
El imperativo implícito de solucionar los conflictos a través de la guerra: guerras frías o calientes, de baja o alta intensidad, pero guerras.

Este modelo ha ido creando diversas materializaciones de explotación humana y económica: esclavismo, feudalismo, capitalismo, comunismo…., siempre atravesados por una misoginia comprobable. Diría sexismo, pero el sexismo se puede considerar en ambas direcciones. “Misoginia”, en realidad, significa miedo a lo femenino, el cual parece que se traduce en odio irracional.

Si llamamos “violencia de género” al fenómeno asesino al que me refiero, caemos sin duda en una falta de concordancia, ya que “violencia” se refiere a la violencia masculina, y cuando decimos “género” nos referimos al género femenino: ¿qué pinta ahí el “de”? ¿Queremos decir “violencia del género masculino” o “violencia contra el género femenino”? No está resuelto en absoluto. En la primera acepción significaría “violencia machista”, y en la segunda, “la violencia que padecen las mujeres”, pero las mujeres podemos padecer violencias de todo tipo, desde laboral a fiscal, o por ser palestinas y no por ser mujeres. Mejor que violencia de género, yo diría “violencia machista”, porque el maltratador no puede ser entendido más que como macho. Si decimos “violencia masculina” podríamos referirnos a otro tipo de violencia ejercida por los varones, como la guerra contra otros hombres. El término de género complica cualquier definición.

Así, pues, yo llamaría “violencia patriarcal” a todo el conjunto de violencias estructurales de nuestra civilización. “Violencia machista” sería la violencia contra la mujer por parte del hombre-macho, originada por sus frustraciones, sus neurosis, su cobardía, su embrutecimiento, su pretendida superioridad, su complejo de inferioridad o por su estupidez, simplemente. Y dejaría el nombre de “sexismo” para la violencia contra los varones o contra las mujeres por el hecho de serlo.

Otro día escribiré sobre la “violencia simbólica”, que es la más peligrosa por sibilina.
CASANDRA

14.11.06

LA ALIANZA DE CIVILIZACIONES

Señor Zapatero, señor Presidente, ¡en qué lío nos va a meter! Ya sé que lo tachan de ingenuo y cándido con esa vaina de la “alianza de civilizaciones”, pero a mí no me parece ninguna ingenuidad. A mí lo que me parece es una bomba. Que ¿por qué? Porque ya tenemos bastante con una como para aliarnos con alguna otra. Sí, que ya tenemos suficiente con una civilización como la nuestra para reforzarla con las ajenas.

Pareciera que a nuestro Presidente eso de las civilizaciones le parece algo estupendo, ya que civilización se le antoja como lo contrario de salvajismo, de enfrentamientos, de guerras, de irracionalidad. Pero no es así, con todos mis respetos. Es verdad que civilización viene de “civitas”, que significa ciudad y ciudadano, y eso de ciudadano parece un magnífico logro histórico reivindicado por la Ilustración y la Revolución Francesa, aunque la realidad sea muy otra. Es que cuando una es una mujer, eso de las civilizaciones se ve de modo muy distinto. Entre otras cosas porque Olimpia de Gouges fue decapitada en la guillotina por querer proclamar los derechos de las mujeres y de las ciudadanas. Claro que la categoría de ciudadanía no era un mero nominalismo, sino que implicaba el derecho de propiedad y el derecho a recibir instrucción. Ah, pillines, lo que no queríais era compartir la propiedad ni la competencia en el saber. Lo de la libertad, la igualdad, la fraternidad y la ciudadanía era sólo para los socios del club.

¿Cuál es nuestra civilización tan estupenda? ¿La civilización cristiana? Es decir, ¿esa que no tiene nada que ver con las enseñanzas del Cristo? La civilización de la Inquisición, del papado corrupto, de los clérigos corruptores, del oscurantismo del pecado, de la colonización depredadora, de la fe del carbonero y el secuestro de las conciencias. O bien, la civilización que ha redactado la Declaración de los Derechos Humanos pero no los cumple; la civilización que admite las guerras de sangre por petróleo; la que mira para otro lado en las masacres de Israel contra los palestinos…. ¿Y cuál es esa otra civilización tan maja de la que hay que ser amigos? ¿La de la “shariá”, que apedrea a las adúlteras? ¿la que mantiene secuestradas a las mujeres como propiedad de sus virtuales o reales maridos? ¿La religión que declara la guerra santa por unas caricaturas de Mahoma? ¡Venga ya! Déjeme de civilizaciones, señor Zapatero, que soy una mujer.

Para que a las mujeres se nos pongan los pelos de punta con esto de la alianza de civilizaciones, les recomiendo encarecidamente la lectura del libro “La España convertida al Islam” de Rosa M. Rodríguez Magda: no tiene desperdicio. Y a nuestro Presidente le diría que no debemos aliar semejantes civilizaciones, que la única alianza deseable es entre los civilizados y civilizadas. Las civilizadas y civilizados de diversos pueblos y naciones tendrían que llegar a un acuerdo más allá de sus propias civilizaciones, es decir, superando semejantes civilizaciones vergonzosamente patriarcales. Podrían llegar a una alianza siempre laica, feminista, ecologista, pacifista y, sobre todo, lúdica e inteligente. Otras alianzas más vale olvidarlas.

Yo no me alío con nadie para tener que autocensurarme, para tener que callarme ante los horrores propios o ajenos. Vaya, que no, que no me alío, que soy una mujer. Que no cuela. Por cierto ¿nos tendremos también que aliar con Obiang, que llega mañana a España y mantiene a su pueblo en una miseria abyecta mientras su familia vive en la opulencia más obscena? ¿Se va a aliar con Obiang, señor Presidente, para que los empresarios españoles puedan ir a esquilmar sin cortapisas la antigua Guinea española? ¡Qué majos estos empresarios! ¿Con quién están ellos aliados? ¿Con el capital, tal vez?
CASANDRA

9.11.06

COSAS DE LA POLÍTICA

No creo que esto pueda durar indefinidamente. Es tan absurdo, que la ciudadanía un poco espabilada ya se ha dado cuenta y no creo que siga resignándose mucho más tiempo. Durante varios lustros, le han estado tocando las narices, pero cuando bajan al bolsillo la cosa se pone muy, pero que muy fea. Y ahora lo del bolsillo es descarado. En todas partes y todos los días nos sobresaltan noticias sobre la corrupción de los políticos, saqueos a manos llenas mientras la gente corriente hipoteca su nómina y su vida por unos metros cuadrados de ladrillo y cemento. ¡Desesperante!
Lo “más peor” es que incluso los políticos que no son corruptos, que serán sin duda una mayoría, andan en unas milongas que me tienen pasmada. Están todo el santo día en “sus” cosas, “cosas de la política”, es decir, intereses enanos de los propios partidos que nos importan un bledo, posiciones personales en el “aparato”, posibilidades inmediatas de trepar, de aparentar, de salir en todas las fotos. Siempre ha sido igual, sí, pero la puesta en escena de las iras de la derecha actual nos ilustran claramente sobre la calidad personal mínima de esos seres que odian, vociferan, abuchean, insultan, patalean, tartamudean, tiemblan, maquinan y acaban exhaustos en el intento de socavar el poder. El único problema es que no lo tienen. ¿Por qué no se van a “Marina D’Or, ciudad de vacaciones” hasta el final de la legislatura? ¡Sería tan relajante! Es patético contemplar cómo los políticos desean el poder como un fin último, como el sentido de su vida, compulsiva e indecentemente. Cosas de la política, sí, pero estamos ya muy hartas de esas cosas de la política y sólo nos interesa una política de las cosas, de las gentes.
Así como me parece vergonzosa la patética pataleta de la derecha en nuestros lares, me abochorna el espectáculo de cierta izquierda revolucionaria al otro lado del charco. Me refiero a Daniel Ortega y otros sandinistas reconvertidos de Nicaragua. Este guerrillero de pro, que confiscó la casa de un banquero, alto mando de la “contra”, para vivir él mismo en la mansión incautada, anda erre que erre merodeando un poder que finalmente ha conseguido. Lo curioso es que aquel banquero es ahora el número dos del Frente Sandinista de Liberación Nacional sin que se le despeine el flequillo, por más que su jefe siga viviendo en su casa incautada para la “causa”. El tal Ortega, el revolucionario, con tal de llegar al poder ha pactado con la Iglesia católica no legalizar el aborto ni en caso de peligro de muerte de la madre. Eso, por lo visto, le da votos entre la derecha. Me encuentro también con el titular “Ortega intenta tranquilizar a los inversores en Nicaragua”, pero en absoluto intenta tranquilizar a las mujeres, sino ignorarlas una vez más. Se han convertido en moneda de cambio de bendiciones episcopales. Ellas, que tan generosamente participaron en la revolución de los 80’; ellas, las “nicas”, que soñaban con integrar sus postulados feministas en el mundo nuevo de la revolución; ellas, tan ingenuas como luchadoras. Recuerdo haber tenido profundas conversaciones con ellas, porque mi empeño era en convencerlas de que tenían que hacer el análisis desde el patriarcado y no sólo desde el esquema de lucha de clases, que no es más que una variante de ese patriarcado. Es lo mismo que la regulación o la abolición de la prostitución. Si la analizas desde un esquema de “sociedad de clases”, se considera a las prostitutas como trabajadoras del sexo, que deben tener sus derechos regulados y legislados. Si lo analizas como un subproducto de la sociedad patriarcal, no puedes más que verlo como una esclavitud que debe ser abolida.

¿Qué si no me alegra que gane Ortega frente al empresario amigo de “yankilandia”, Eduardo Montealegre? Pues…. ¡qué quieres que te diga! Lo que me resulta trágico es tener que elegir “democráticamente” entre málaga y malagón: cosas de la política. Es decir, cosas de los intereses personalísimos de los políticos. Cosas de una democracia que se nos ha quedado más pequeña que el traje de la primera comunión.
CASANDRA

19.10.06

¡QUE VIVA CELIA!

¡QUE VIVA CELIA!

Sí, que viva. Suena a chiste de Pancho Villa, pero es lo que he pensado cuando esta mañana leí en un diario la concesión del Premio Nacional de Ensayo a esta luchadora feminista y reconocida filósofa, Celia Amorós Puente.
He de confesar que aún no he leído la obra por la que ha sido premiada, “La gran diferencia y sus pequeñas consecuencias… para las luchas de las mujeres”, que va a ser mi próxima lectura urgente. Sin embargo, en varias ocasiones he escuchado a Celia hablar sobre el tema, que ella misma plantea como una “progresión teórica” respecto a la crítica del pensamiento de la diferencia sexual. Realmente ha sido un asunto obsesivo abordado por Celia durante muchos años, por lo que deduzco que este tipo de feminismo le resulta en exceso peligroso. A mí siempre me pareció una exageración, pero de un tiempo a esta parte empiezo a pensar que Celia atisbó sus letales consecuencias.
Siempre he abogado por distinguir los feminismos de la igualdad y de la diferencia, pero admitiendo que ambos son necesarios y no opuestos ni irreconciliables. No obstante, últimamente, y a medida que va perfilando más su actuación, un cierto “feminismo de la diferencia sexual” no me parece ni necesario ni complemento de nada, sino un horror y un error teórico, que se comporta igual que una secta. Me refiero al feminismo de la diferencia importado desde Milán: prefiero no nombrar a nadie. Creo, por tanto, que será muy oportuno leer el libro de Celia que, sin duda, aportará luz a la polémica cuestión.
Parecerá extraño que una “feminista de la diferencia” se posicione junto a Celia en su crítica, pero es que una cosa es basar todo un modo de ser feminista en la “diferencia sexual”, y otra es postular el feminismo como una teoría política cuyos postulados se basen en “el pensamiento de la diferencia”. Si nos remitimos a la pura diferencia sexual, resulta que esa diferencia no es más que un hecho objetivo, lo dado, mientras que la igualdad sería producto de una construcción social, de una conquista, de una lucha. El “pensamiento de la diferencia” estaría del lado de este último, pero pasando por la crítica del Sujeto, que no es más que un “subjectum” sujetado a todo el mundo simbólico y axiológico del patriarcado. El feminismo de la “diferencia sexual” podría ser algo así como un sofisticado hembrismo.
De todos modos, lo que me resulta muy gratificante es que, por primera vez, se otorgue semejante premio a un ensayo feminista. A veces he leído las obras premiadas y eran de lo más mediocre, sin que nuestras lumbreras académicas se animaran a fijar su atención sobre la abundante e interesante producción teórica feminista. En nuestro acomodaticio desierto de ideas, el pensamiento feminista ha florecido como un oasis al que no se ha tenido en cuenta. Incluso me malicio que se lo ha ignorado intencionadamente porque, tal vez, ponga en un brete la repetición y glosa de “lo mismo” frente a la pasión por el conocimiento de “lo otro”. Con el Premio otorgado a Celia, el movimiento y el pensamiento feministas nos sentimos algo más reconocidos. ¡Que viva Celia!
Enhorabuena, compañera, hermana.
CASANDRA

30.9.06

OPERACIÓN LISÍSTRATA

Las chicas de Pererira, en Colombia, tal vez no sepan que su original campaña ya existía literariamente hace unos veinticuatro siglos nada menos. Que lástima que haya tenido que pasar tanto tiempo para que a las mujeres se nos ocurriera llevar el mismo argumento a la realidad.
Verán, Aristófanes utilizó el tema de la violencia masculina para hacer una comedia, “Lisístrata”, a fin de ridiculizar a los griegos, siempre enzarzados en sus guerras y guerritas de nunca acabar, que tenían a las helenas hasta los tirantes del peplo. A Lisístrata se le ocurrió una estratagema de lo más eficaz para obligar a los hombres a vivir en paz. Se reunió con las mujeres de Atenas, Esparta, Corinto y Beocia para convencerlas de que se negaran a satisfacer a sus maridos y amantes sexualmente hasta que no renunciaran a sus aficiones bélicas. Lo consiguió, pero en más de una ocasión vio peligrar su campaña de resistencia porque muchas mujeres se derretían a la primera carantoña. Finalmente, los griegos dejaron de hacer la guerra y comenzaron a hacer el amor en la paz acogedora del tálamo. En la ficción, claro.
Recientemente, más de 100 mujeres de la Pereira colombiana decidieron hacer lo mismo que Lisístrata y sus compañeras. La ciudad, de 450.000 habitantes, tiene más de treinta pandillas cuyo juego preferido es matarse por las calles, en la noche, a la luz del día, laborables y feriados, da igual: es ya una inercia, una costumbre, un “modus vivendi”. Cada año se registran casi quinientos asesinatos, lo cual le da a la ciudad un colorido subidito de tono. Y a la vida de las mujeres y sus hijos una inseguridad y una angustia innecesarias, absurdas, crueles. ¡Mira que traer un hijo al mundo, con lo que cuesta, para que te salga así de gilipollas!
La Lisístrata de Pereira se llama Omaira, una rapera que incita al resto de las mujeres a sumarse a la huelga de “piernas cruzadas”, con la que confían que los machitos opten por el amor en lugar de por la guerra. Ojalá lo consigan, pero a esta huelga yo le añadiría la de “brazos caídos”, para que les haga la cena Rita, y la de “úteros vacíos” hasta que el “homo-homo” controle su estúpida violencia, sus delirios prepotentes, su terrible complejo por no haber sido mujer, dadora de vida. Tal vez esta afirmación sea muy arriesgada por mi parte, pero ¿qué les pasa entonces? Los varones evolucionados, cada vez más, comienzan a sentir vergüenza de su género. Cuando esta vergüenza de género se imponga a la violencia contra el otro género empezarán a cambiar las cosas. Seguro. Gracias, mujeres de Pereira.
CASANDRA

29.8.06

YO, GRAN SIMIA

YO, GRAN SIMIA

No hay duda de que los grandes simios han mejorado ostensiblemente su situación desde que el Gobierno de España promulgó una ley que les brinda protección, respeto, y un trato de acuerdo con su cercanía a lo humano. Me parece perfecto, ya que es una vergüenza el maltrato, la cacería desalmada y la utilización de esos animales por parte de estos otros, homo sapiens, creo que nos llaman, ¿no? Qué risa, ¿a quién se le ocurrió el nombrecito de marras?
Uno de los puntos más interesantes de la nueva ley es la obligación de respetar el hábitat y el entorno natural de nuestros parientes, que necesitan árboles, lianas, bayas, agua y verde, mucho verde, para sobrevivir tranquilos en su medio. Ojalá se cumpla escrupulosamente este punto, ya que la destrucción del propio ecosistema impide la supervivencia de cualquier especie. La verdad es que me dan envidia, auténtica envidia, y me encantaría promover una ley semejante para los sapiens. Yo estoy empezando a sentir, en lo más profundo de mis genes compartidos con los grandes simios, el 99%, un despertar salvaje que me lleva a lanzar terribles gritos y a golpearme el pecho de modo iracundo cada vez que diviso una grúa, cada vez que sobrevuelo la desertizada Península Ibérica, cada vez que huelo de cerca un “promotor”.
Precisamente, en un vuelo de Barcelona a Málaga, en el que podía contemplar a vista de pájaro las tierras pardas y quemadas que jalonan nuestras latitudes, nos repartieron una revista, aifoscosta, de pornografía urbanística. Profusión de fotos de promotores comiendo con políticos, inaugurando colmenas de cemento, firmando convenios y contratos en hoteles de lujo. Y lo peor: los proyectados o ya construidos campos de golf, como una red de urbanizaciones de “alto standing” en donde lo de menos es el green, y lo de más, el otro green de los billetes que corren de mano en mano, de subcontrata en subcontrata, de alcalde en alcalde, de concejal en concejal, de banco en banco: “turismo residencial” lo denominan. ¡Más ladrillo!
En Andalucía están pendientes de aprobación, por parte de la Junta, unos 160 campos de golf con sus correspondientes macrourbanizaciones, que ya van trepando desde las costas esquilmadas a las montañas por esquilmar. Estoy esperando ese momento definitivo. Si realmente los aprueban, me declararé “gran simia” para disfrutar de un poco de verde, de un poco de naturaleza, de un poco de vida. En España hemos sobrepasado el punto de no retorno: no hay más que verla desde arriba. Lo malo es que estamos en manos de los políticos, que están en manos de los promotores, que están en manos de los bancos, que están en manos del gran capital financiero. A eso lo llaman “desarrollo”. Yo, gran simia, lo llamo involución, destrucción, barbarie.
Propongo que, si los políticos se han profesionalizado como tales porque viven de la política, sea obligatorio para acceder a esa profesión, aprobar con nota unas oposiciones, cuyo temario comprenda conocimientos serios sobre urbanismo a la medida humana, ecología profunda, la caída del Imperio Romano, economía distributiva, sentido común, la vida de san Francisco de Asís, la evolución desde el “homo antecesor”, causas inmediatas de las psicosis furiosas, la rebelión de Espartaco y la ética desde Aristóteles a Kant. Mientras tanto, me declaro GRAN SIMIA.
CASANDRA

9.7.06

LA FAMILIA S.A.

LA FAMILIA S.A.

En España el circo está asegurado: da igual la familia que las fallas. La verdad es que no estaba predispuesta a adentrarme por este camino, pero se me ha ocurrido poner la “tele” y, claro, he podido contemplar toda esa parafernalia papal. Con eso y con unas cuantas declaraciones de nuestros prelados leídas en los diarios de estos días, el círculo se me ha cerrado en el neocórtex y se me ha hecho la luz.
Me pregunto, sobre todo me pregunto, qué tiene que ver la familia en sí con estos fervorines multitudinarios de los que se dicen seguidores de Jesús de Nazaret. Más bien me parece tema de un Congreso de Antropología que del cristianismo. Visto desde ojos inocentes como los míos no doy crédito a tantas contradicciones. ¿Cómo es posible ese entusiasmo familiar por parte de hombres y mujeres que tienen prohibido por el derecho eclesiástico formar familia alguna? ¿Cómo pueden decir –lo estoy oyendo- que en la familia el ‘hombre’ (literal) alcanza su plenitud humana? ¿A santo de qué ciegan para ellos ese camino de plenitud? ¡Qué lío! Que lío cuando contemplo pulular y susurrar todas esas sotanas negras, ceñidas con fajines púrpura, el color de la Diosa. ¿Por qué van vestidos de sacerdotisas? ¿De qué pretenden apoderarse?
Mis preguntas son infinitas. ¿No fue Jesús de Nazaret el que respondió así a una demanda familiar?: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?... Estos son mi madre y mis hermanos”, dijo dirigiéndose a quienes le escuchaban. ¿No fue él quien aconsejó a un joven que dejara a su padre y a su madre, que vendiera su herencia y la diera a los pobres para poder unirse a su tropa? No parece que la familia le inspirara una especial devoción. Es más, lo acaba de citar el Papa: “No hay mayor amor que el que da la vida por sus amigos”… Sus amigos, dijo Jesús, no su mujer ni su marido ni sus hijos. Curioso.
El mismo Pablo de Tarso, al que se considera el fundador real de la iglesia, despreciaba prácticamente el matrimonio, que considera como una concesión a la concupiscencia: “Más vale casarse que abrasarse”. Y no digamos “el padre” de todos esas criaturitas con mochilitas, gorritas y banderitas “corteinglés”, que ensayan todo tipo de
posturitas, palmaditas, rigodones, aullidos de “fans” y lemas chorras, como Be-ne-dic-to, plas, plas, plas. Sí, ese padre, Don Josemaría ¿no era el que llamaba a los casados “clase de tropa” mientras los elegidos permanecían célibes?
Parece, hoy en Valencia, que la familia no había existido antes de que la iglesia la hiciera sacramento; que la familia de otras culturas y otras religiones no es familia, sino tribu o algo salvaje; parece que acaban de registrar “La Familia S.A.” como propiedad de la iglesia católica. Pues nada, que se la queden. No problem.
Si a todo esto le añadimos los disparates y tonterías que han dicho recientemente los obispos españoles, aquí y acullá, la verdad es que pierdes la inocencia y empiezas a comprenderlo todo. Esta multitudinaria puesta en escena no es más que un acto político, una gran manifestación de “poder” frente a este gobierno laico, ateo y republicano que persigue a la iglesia porque quiere que se autofinancie, porque quiere quitar la religión de las escuelas, porque … da igual. No saben qué decir, como Aceves, que se sale y sólo quiere fulminar al pobre Zapatero, cabeza de turco de sus frustraciones. El arzobispo de Burgos va y suelta tan tranquilo: “La familia es atacada con odio por toda una corte de becerros del poder, del dinero y del placer que no toleran que sea un dique de contención ante quienes van contra la ley natural” (sic). No se entiende mucho que los de la ley natural la ataquen, ya que lo que quieren es casarse y formar más y más familias, pero ¡ah! no católicas, y eso no lo pueden consentir quienes tienen la patente, el “copy right”, los derechos de antena… ¡qué se yo!
Y el tal Blázquez, que diría Arzallus porque el pobre no tenía apellido abertzale y lo mandaron a Bilbao, ha comenzado a desvariar, arremetiendo contra la sociedad española que no ha acudido a “sus” manifestaciones, “Y esa es la señal de que la sociedad española está apagada, moribunda, y no se siente responsable de su propio futuro”. ¡Vaya por Dios! Somos becerros, estamos moribundos…, pero ¿en qué quedamos? Hace unos días la conferencia episcopal afirmaba que “España está sumida en un exasperado pansexualismo”…. No estaremos tan moribundos…
Mientras veía en la tele semejante espectáculo, tan ajeno al drama cristiano, tan ajeno a la profundidad del misterio, tan político y tan poco espontáneo, sólo esperaba que en cualquier momento alguien gritara: ¡Vota PP! No hizo falta: estaba implícito. Vuelve el nacional-catolicismo. Estado laico, por favor.
CASANDRA

11.6.06

GOOOOOOOOOOOOOOOL !!!

Siento ya el redoblar de los tambores de la tribu, gritos eufóricos que alientan la batalla cercana, aullidos que conjuran el triunfo, cantos de guerra, relinchar de caballos en la noche insomne, apuestas tabernarias, ajuste de arneses para el viaje, sueños alborotados, provisión de víveres, y hasta escucho desde aquí el turbulento palpitar de tantos corazones al unísono: ¡EL MUNDIAAAAAAAAL!
Personalmente ni me va ni me viene. Puede ganar Namibia o Perú que me trae al pairo. Y en cuanto a España…. soy tan poco patriotera que no se me conmueve una fibra así pierda, gane o la eliminen. Ya sé que esto puede sonar a sacrilegio para algunos futboleros, pero es que me importa un bledo.
Entonces, pues, ¿para qué se mete usted a escribir de fútbol, señora mía? ¿No sería más pertinente hacer mutis por el foro y dejarnos ver los partidos en paz? Es que, en realidad, no estoy escribiendo de fútbol, sino de otras muchas cosas. Por ejemplo, de guerra. Por ejemplo, de lógica. Por ejemplo, de dominación simbólica. Por ejemplo, de que el patriarcado NO ha muerto… Bueno ¿y qué? ¿Por qué tendría que morirse? No, por nada, por nada…. Sólo que viviríamos mucho mejor en un sistema de libertades. Pero, bueno ¿no es eso la democracia? ¿No es ése nuestro sistema político? En fin, me van a perdonar, pero yo no mencionaría a esa señora tan respetable sin antes hablar de partidocracia, de biopoder, de ideología como consenso, de imaginario masculino como modelo de mundo y de todos esos rollos, que sí, que sé que son un rollo, y más ahora en pleno mundial, ¡menuda palizas!
Lo que me llama la atención es que un juego tan inocente como dar patadas a una pelota esté moviendo todo lo que mueve. ¿Lo han pensado? Y, sobre todo, ¿por qué? ¿Qué esconde esa inocencia infantil de jugar? Creo que debe de ser tan primario como cuando le lanzas una pelota a un perrito: juega y juega como loco. La cuestión es que ya los griegos jugaban al “episkyros” con un balón, el cual los romanos convirtieron en el “haspartum”, que curiosamente sólo se jugaba en el ámbito militar como divertimento, ejercicio físico y también como aprendizaje de estrategias de guerra. De algún modo se mantuvo durante la Edad Media y después hasta nuestros días, tal vez porque la pasión de jugar con los pies, de dirigir toda una estrategia con nuestros miembros inferiores, sea la más exultante expresión lúdica del animal erecto, del único animal que liberó sus manos y no tiene ya que seguir corriendo a cuatro patas. Ahí radica la fuerza inconsciente del fútbol.
A lo que voy: desde que se funda la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado) en 1904, este jueguito inocente se ha convertido en un valor en alza. Y como todo valor en alza, como todo lo significativo en nuestra civilización, toma su forma típicamente patriarcal. Constituye un círculo vicioso: es un valor en alza porque da dinero, pero da dinero porque se lo ha convertido en un valor en alza, utilizado como biopoder. Sí, un palabro extraño, pero una realidad muy antigua. Lo que era para Roma el “panis et circensis” es hoy el fútbol, es decir, la utilización de un poder que no se impone, aparentemente, sino que se mete en las vidas como si de la suma de muchos deseos individuales se tratara. Es como el consumo. ¿Sentimos acaso que se nos impone una determinada moda? No: para eso existe la publicidad. Deseamos con pasión cosas que hace dos días ni las conocíamos. Y esos deseos que parecen propios, pero son inducidos, son utilizados por el poder para sus fines interesados. ¿No se asocia el Barça con una tendencia política determinada? ¿No es por eso más que un club? ¿No es el Real Madrid el fichaje más rentable de la derechona? ¿No sirven ciertas confrontaciones deportivas para sacar todo el odio, la bilis, y la pasión vengativa contra los “enemigos”? ¿Y también para seguir fomentándola? Sí, claro que sí. Todos lo sabemos. No en balde se quieren tener representaciones deportivas propias para continuar la guerrita política a través del deporte. Pura partidocracia.
La cultura patriarcal está en plena decadencia en cuanto a prestigio, no en cuanto a poder ejecutor, por eso nos cuela sus “caballos de Troya” con tal de no retroceder y, es más, de reconquistar terrenos perdidos. El Mundial atruena el mundo y nos presenta como espectáculo máximo el deporte rey, el deporte masculino por excelencia en el que se escenifica la potencia joven, exuberante, guerrera y lúdica de 22 hombres estupendos en cada campo (¿de batalla?). Ahí no hay paridad ni tonterías por el estilo. Su estética es guerrera, gritos y aullidos incluidos, su celebración salvaje, su pasión infinita. Lo único que le faltaba al fútbol para crear un “cosmos” propio desde el “caos” original era la conjunción con esa erótica tan depredadora como la de la prostitución; esa erótica tan fantasmática en la que “el que paga manda”, aunque la mayor humillación sea, precisamente, tener que pagar. La construcción de esos locales de “alterne” junto a los estadios no puede ser más elocuente. Es el triunfo de lo de “siempre”, el retorno de lo reprimido después de la moralina de las igualdades y todas esas monsergas feministas; es el trofeo espectacular del mundo macho, aquel que se sentía amenazado y hoy recupera su antigua gloria, la puesta en escena de su triunfo simbólico en todas las televisiones del mundo. Sacar todo el beneficio crematístico de este evento es la tercera pata del trípode sobre el que se levanta la evidencia de lo que es: guerra, sexo, dinero. ¡GOOOOOOOOL! Éste si que es un verdadero gol, un pelotazo: todo significa lo mismo. No me meto en su dimensión religiosa porque no hay espacio, pero lo apunto…..
¿Y el fútbol como deporte? A mí me parece algo magnífico por el que siento una gran pasión. Me encantaría hacer equipos de fútbol de chicas por todo el mundo. En vez de cursos de autoestima o de macramé, yo pondría a todas las mujeres a jugar al fútbol. La coeducación sin jugar al fútbol es una batalla perdida. Estoy convencida de que supone la solución para muchos conflictos. No se imaginan lo divertido que es, la velocidad de reflejos que potencia, la seguridad en sí misma, y hasta el tipo de personalidad tan atractiva que genera. Ahora, eso sí, en cuanto las mujeres entráramos masiva y activamente en esto del fútbol…, se acabó el negocio, se acabó el prestigio, se acabó la gloria. Es una de las consecuencias de lo que Pierre Bourdieu denomina el “coeficiente simbólico femenino”: lo que tocamos las mujeres queda devaluado en una cultura patriarcal.
CASANDRA

9.5.06

LO QUE ERA PROGRE, YA NO

LO QUE ERA PROGRE, YA NO

“Los tiempos adelantan que es una barbaridad”, lo que pasa es que últimamente avanzan regresando o pulverizando contenidos. Tal vez España constituya un observatorio privilegiado para detectar los vaivenes de lo “progre”, dado que hemos recorrido en breve tiempo espacios políticos y de modernidad para los que otros países han tardado siglos. En nuestros lares ni siquiera se realizó la revolución burguesa, y el intento de las Cortes de Cádiz fue tan efímero que nos quedamos con las ganas. Lo mismo sucedió con la República, así que luego nos hemos tenido que poner las pilas para estar a la par de nuestros vecinos.
Sin embargo, en ese acelere, lo que ha sucedido es que todo lo que estaba prohibido o estigmatizado por el franquismo y el nacional-catolicismo nos lo hemos tomado como un programa de progreso a realizar. Y estábamos en lo cierto, pero lo hemos hecho sin matices y a piñón fijo. Todos aquellos grupos que combatían el franquismo han sido metidos en un mismo cajón de sastre bajo el rótulo de progresismo, pero es que contra el franquismo ¡estaban hasta los monárquicos! Los tiempos y las circunstancias políticas, económicas y sociales han cambiado aceleradamente, de modo que nuestro momento histórico no es para nada el de la Transición. Es tiempo de balances y de modificar perspectivas. Pero ¿en qué?
1) En nuestra apreciación de los nacionalismos. Esta ideología, perseguida obsesivamente por el franquismo, fue aceptada con todos los parabienes del progresismo sin calibrar “a priori” lo que late en ella de involucionismo. El nacionalismo, por principio, no puede ser de izquierdas, porque la izquierda es internacionalista, pero le hemos otorgado tal halo de liberación “nacional” que ahora existen muchos jóvenes colgados de ese “ideal” esperpéntico en lugar de luchar por las causas realmente pendientes de nuestro mundo convulso. El nacionalismo sólo cambia las relaciones de poder, pero no conlleva un programa político de apertura solidaria.
Para la lucha común de las mujeres ha sido un desastre. Recuerdo que en una publicación feminista vasca, en la que solía escribir, me censuraron un artículo en el hacía una matizada crítica de ese nacionalismo. Y cómo las entrevistas a mujeres de otros lugares de España no eran bien vistas: “mujeres del Estado”, se decía, siendo bien acogidas las realizadas a cualquier “etxekoandre” del terruño, con toda su categoría personal sin duda, pero más valoradas por el hecho de ser de la casa. El “silencio de los corderos” durante todo el reinado del terror nacionalista (abertzale o no) se está pagando con una sensación extendida de regresión moral. Hemos vivido la experiencia alucinada de que en lugares como el País Vasco y Cataluña no podías ser progre si no comulgabas con las piedras de molino del nacionalismo, dispuestas a sacrificar la propia lengua materna en aras de la “lengua propia” del territorio. Hemos incluso eliminado la comunicación en una lengua común en la hoguera narcisista de la lengua diferencial de unos cuantos que representaban las “esencias patrias”. Pero, en realidad, esos nacionalismos no han sido más que prejuicios clasistas frente a los parientes pobres y paletos de las tierras del sur y del centro, con los que no querían ni por asomo ser identificados. Ya no se pueden vender en Cataluña muñequitas vestidas de flamencas, pero sí de “pageses” con la barretina calada ¡faltaría plus! Y hasta los de ETA aparecen con sus “txapelas” identitarias ¡se los vaya a confundir con los baturros! ¿Para cuándo un Encuentro de “todas”, en el que las diferencias no supongan enfrentamientos ni desigualdades?
2) La cuestión del sexo. Era tal la opresión ejercida por monjas, curas y la Sección Femenina de la Falange, que nuestras principales batallas se centraron en liberarnos de semejante agobio. El ambiente general en tiempos de la transición confundía la modernización con un vulgar “destape” de revistilla y “varietés”. No es pues de extrañar que las feministas tematizáramos nuestra revolución de ombligo para abajo, y lo seguimos haciendo en cierta medida, sin haber dado un giro hacia una auténtica liberación del cuerpo y de la mente. Algunas siguen pensando de modo arcaico, pensando que la liberalización de la prostitución es algo de lo más “progre” sin entender realmente el fondo de esclavitud que yace en su origen y en su práctica. No se puede hacer bandera de liberación sexual de un hecho tan denigrante. E igualmente con el aborto, poniendo el carro antes de los bueyes. Muchas jóvenes, sin formación alguna, abortan cada año como un medio de control de la natalidad. Abortan simplemente porque han adaptado su pobre sexualidad a la de sus eventuales compañeros sexuales: una miseria a dos. Es el triunfo del modelo masculino sin reservas. ¡Qué progre!
3) La educación. Con el lema de la igualdad como bandera nos estamos cargando la “biodiversidad” humana que supone ser varones y ser mujeres, dos cosas matizadamente diferentes. La coeducación se ha convertido en otro cajón de sastre en el que ninguno de los géneros encuentra su lugar. Nos hemos empeñado en que las chicas sean ingenieras, pero no en que los chicos sean enfermeros, por ejemplo. Nos hemos guiado por lo que es prestigioso en el mundo masculino, compensándolo con que los niños aprendan a coser sin tener en cuenta los verdaderos deseos y aptitudes latentes de cada quien. Ahora estamos comprobando que la enseñanza mixta no atiende al problema diferencial de la maduración precoz de las chicas, teniendo que rebajar sus niveles a la más lenta de los varones. Pero, claro, la separación por sexos constituye una aberración proveniente de oscuros temores clericales. Por eso ¡ni un paso atrás! así se demuestre lo contrario y por motivos diferentes. Las chicas líderes no pueden desarrollar su liderazgo en épocas tan tempranas en un ambiente mixto, porque el liderazgo lo representan ellos, de modo que ellas no tienen más que imitarlos, generalizándose un modelo de violencia matona en los colegios.
4) La religión. En España la religión ha constituido un pesado fardo que nos marcaba desde la infancia: terrores, culpabilidades, oscurantismos de todo tipo. Pero ahora, en lugar de establecer un Estado laico, lo hemos hecho aconfesional, de modo que todas las religiones tengan los mismos derechos para seguir machacando las conciencias. Café para todos. Por lo visto es muy progre que los musulmanes construyan sus mezquitas y tengan sus profesores de religión con dinero público sin tener en cuenta que las religiones monoteístas que conocemos han nacido “contra” las mujeres. El control de nuestros cuerpos, nuestras vidas, nuestras mentes y nuestra sexualidad es el pilar central sobre el que se sostienen esas religiones, que sin él habrían desaparecido.
Sin embargo, con la palangana hemos tirado también al niño. Me explico: ser progre era ser materialista sin reservas. Y no es así. Las nuevas Ciencias de la Vida, o sea, la biología, han descubierto que en el ser humano existe un nivel emergente que no podemos reducir a la complejidad del cerebro como si de una sofisticada computadora se tratara. Muchos seres humanos necesitan cultivar una cierta espiritualidad LIBRE, que en cada quién se expresa por diversos e imaginativos caminos. Algo que nos haga mucho más libres, más felices, más integrados. Y no estoy hablando de la vida eterna, sino de esta vida, de una espiritualidad –que no religión- inmanente. La formación en “valores” que se propugna no puede reducirse a valores democráticos, sino ampliarse a valores personales que tengan en cuenta todas nuestras dimensiones. Esto sería lo progre hoy y no la imposición del materialismo por principio. Muchas feministas renuncian a satisfacer esta dimensión por un falso y reduccionista prejuicio. Está muy bien la razón crítica, pero sin olvidar la imaginación creadora.
No quiero seguir por no ponerme pesada, pero la cultura, el desarrollo, el estado de bienestar y otros temas serían también motivos de reflexión, de cambio de perspectiva en el entorno de la evolución de nuestro mundo. El progresismo ya no es estar a la izquierda, sino delante, más allá, al hilo de la vida y de la historia.

CASANDRA

8.4.06

MARBELLA COMO METÁFORA

MARBELLA COMO METÁFORA

No creo que nadie en este país nuestro se haya rasgado las vestiduras por lo que está ocurriendo en Marbella, pues algo similar debe de estar pasando en su propio pueblo o en el de al lado. Ojalá que muchos jueces como el de Marbella se metan a fondo en esas fétidas cloacas de los ayuntamientos, comunidades y otras entidades administrativas, que no administran más que sus sucios negocios. Y hasta tal punto está generalizada semejante situación, que nos admiramos cuando la gestión de algún territorio es limpia, ejemplar, a favor del medioambiente, de la estética, de la calidad de vida: de la ciudadanía al cabo. La conclusión adecuada no debería ser que la política sea una porquería, que la democracia no da para más y que lo mejor es vivir la propia vida de espaldas a los intereses colectivos. Algunos encuestados añaden que si ellos pudieran robar, también lo harían, dando por sentado que los políticos lo hacen. La mafia del ladrillo va a terminar con cualquier dignidad y ética política, con cualquier deseo de seguir viviendo en este sucio y cementado país.
No puedo entender cómo entre los programas feministas no entra el combatir estos malos tratos contra la Naturaleza, la belleza, el silencio, las aguas cristalinas, el aire puro o la vida sosegada. Aquí no pasa como en la India que nos relata Vandana Shiva, en que las mujeres se abrazaron a árboles centenarios para dejarse matar antes de que estos fueran talados. Que nuestro paisaje, a lo largo y ancho de la Península y de las islas, sea un paisaje de grúas, hormigoneras, polvo, nichos pareados, montes y playas acosados, vías atascadas y ruidos sin límite no indica más que una decadencia ética y estética que nos arrastra hacia un punto sin retorno. ¿Qué retorno puede haber en el circo marbellí donde los domadores de fieras hacen su agosto durante lustros y lustros, mezclando los retretes con los cuadros de Miró, los picassos con las jirafas, los faralaes con el bastón de mando, los rolls con los tigres de Bengala, el poder municipal con el blanqueo masivo de dinero negro? ¿Hacia dónde han estado mirando nuestros políticos? ¿Tan poca confianza tienen en la posibilidad de crecimiento, de industria, de trabajo, de creatividad, de investigación de los españoles como para confiarlo todo a estos depredadores mafiosos de la construcción y de la gerencia de urbanismo, el pastel que todos quieren?
En el caso que nos ocupa, estoy con Alain Badiou cuando afirma que el siglo XX no ha sido el siglo de la revolución, sino el siglo de los partidos, incluidos los partidos revolucionarios, que han subordinado la revolución al propio partido. Por tanto, lo que está en crisis en los comienzos de nuestro siglo XXI, no es la política, no es la idea de una política de emancipación lo que está en crisis, sino la idea y estructura misma de partido. De lo contrario, no se entiende que se esté destruyendo un país de pueblo en pueblo y todos los partidos intenten sacar tajada de esta decadencia.
Me interesa y me inquieta mucho más nuestra destrucción colectiva que si Catalunya es una nación o no lo es, que si el País Vasco quiere ser soberanista o españolista. Lo que me horrorizan son esos partidos conservadores que no conservan nada salvo sus rancios principios, y esos partidos de izquierda que confunden el desarrollo con el desarrollismo, justificando los medios por los fines de su propia financiación. Estoy convencida de que en el Gobierno central existe otra sensibilidad respecto al asunto, pero que no pueden atar en corto a sus garrulos y miopes alcaldes que galopan a lomos del jinete apocalíptico del ladrillo. Desde aquí lanzo mi grito ahogado en favor de la ciudadanía, y en contra igualmente de una ciudadanía abúlica que deja hacer y se hipoteca e hipoteca nuestro futuro colectivo.
Creo que si la Modernidad ha sido la era de los derechos, y la Postmodernidad, de los deseos, nuestra actual Transmodernidad tendría que tomarse muy en serio una profunda responsabilidad respecto a nuestros deberes colectivos e individuales. Marbella constituye una gran metáfora de nuestra situación política, aquella que abunda en el “Retablo de las maravillas” cervantino, en el que el pueblo no reacciona ante las mentiras y los espejismos; que sigue haciendo el papel de palmero ante aquella “Corte de los milagros” de Valle-Inclán: “Capilla con señores obispos y cantantes de Ópera. Besamanos y parada. Banquete de gala y rigodón diplomático. Todo el lucido y barroco ceremonial de la Corte de España”. Nosotros…, con el botellón, la liga, la Fórmula 1 y la salsa rosa parece que tenemos bastante para entretenernos. Los partidos, en una crisis profundísima que no sé si quieren resolver: me temo lo peor cuando para las próximas elecciones en Marbella ya se estén proponiendo candidaturas para regir la alcaldía con la pasión del que vislumbra suculentos negocios a la vista. ¡SOCORRO!
CASANDRA

21.3.06

EL POLLO Y LAS PROSTITUTAS

No tengo a mano los datos exactos sobre el fastuoso prostíbulo que se está montando en Berlín para los campeonatos futbolísticos del próximo verano, pero, bueno, todos sabemos que se trata de un montaje de múltiples cabinas (con mujer dentro) que podrán recibir unos seiscientos y pico de clientes cada cuarto de hora. Es decir, que cada cuarto de hora, miles de mujeres serán asaltadas, violadas, despreciadas por un forofo lleno de rabia porque su equipo ha perdido, por un “hooligan” borracho y babeante, por un exaltado que celebra el triunfo de su equipo echándose un polvo, por un enfermo de sida o de cualquier enfermedad venérea, por un sádico, por un gilipollas, por un asesino en las guerras balcánicas, por un cura reprimido que predica la castidad, por un jovencito imberbe que se inicia de ese modo. Pasarán de incógnito la curia, los políticos, los magistrados y todos los honorables para quienes la prostitución es algo normal, cosas de hombres, un contrato de compraventa de igual a igual y esas cosas; para quienes la prostitución está justificada incluso por ese “otro” feminismo que nos considera puritanas decimonónicas a las abolicionistas.
Está previsto que miles de mujeres, de 30.000 a 50.000, van a ser arrastradas a ese festival del sexo y del oprobio más vergonzoso de nuestra historia presente con la anuencia de los políticos, los ciudadanos y, sobre todo, los proxenetas, que van a hacer su agosto. ¿Qué dice ante semejante espectáculo ese “otro” feminismo tan progre? ¿Que se trata de una oportunidad fabulosa de trabajo? ¿Que es algo semejante a la campaña de la fresa? ¿Que las condiciones sanitarias son estupendas? ¿Que ojalá cada verano se montara un festín semejante? Pues nada, estupendo ¡a trabajar! Chicas en paro ¡vaya chollo!
Lo que me tiene pasmada es que, para tranquilidad de los asistentes, en Berlín no se servirá pollo ni ninguna otra carne de ave, vaya a ser que estén contagiadas por la gripe aviar: ¡pobrecitos! Mira que si van tan contentos los chicos y vuelven con el virus puesto. ¡Vaya por dios, qué mala pata! Pero nadie ha propuesto que antes de entrar a las cabinas del placer los “clientes” se hagan un análisis…, vayan a contagiar a las pobres trabajadoras del sexo.
En fin, con este precedente, ya verán cómo proliferan las cabinas en la Champion, la liga, la vuelta ciclista, el Tour de Fracia, el Giro de Italia, Winblendon, el volei-ball playero y hasta los campeonatos de petanca o de mus. Las cifras de paro van a bajar espectacularmente. Luego los chicos exigirán igualdad de oportunidades. ¿Se lo imaginan? Yo no.

CASANDRA

11.2.06

LOS DESEOS DEL GÉNERO MACHO

Desde ahora ya no pienso nombrar a los hombres por el sustantivo que los denota, dado que nosotras hemos quedado reducidas al “género”: violencia de género, perspectiva de género, estudios de género, trabajo de género, programas de género y otro montón de incontables chorradas de género.
Hecha esta salvedad, añadiré que tengo un cabreo de género importante (y perdón por el tono un poco grosero, pero nos entendemos) Acabo de ver uno de los tantos programas televisivos sobre la prostitución, un tema ahora en candelero por la regularización de esta vergüenza que quiere llevar a cabo la Generalitat de Catalunya. No regulan los precios de la vivienda ni a los depredadores (perdón, promotores) de la especulación urbana, ni piensan regular los beneficios escandalosos de la banca, ni van a regular ya las tarifas de los servicios básicos de electricidad, teléfono, agua, transporte, etc., pero, eso sí, sienten la necesidad imperiosa y urgente de regular la prostitución y darle carta de legitimidad y legalidad social. ¡Adelante!
Si yo necesitara irme de putos con cierta asiduidad, o una vez en la vida, tanto da; si no sintiera la necesidad de controlar mi ira contra los más débiles; si no fuera capaz de poner límites a mi ansia de riqueza material, de poder o de prestigio; si las conversaciones con mis amigas y compañeras giraran en torno al fútbol y al sexo; si consintiera en tener a mi marido como esclavo del hogar y de la familia; si pudiera pasarme días enteros sin ver ni hablar con mis hijos, me sentiría un ser despreciable, ínfimo, repugnante y, tal vez, me suicidaría. .. si es que para entonces me quedara un ápice de dignidad. Por el contrario, una parte notable del género macho hace todo esto y siguen siendo seres respetables, poderosos, admirados, con prestigio y con corbata. Sobre todo con corbata, que si no parecerían unos cualquiera. ¿Qué oculta esa ridícula corbata que ninguno de los respetables se arriesga a desterrar, cuando se atreven a todo lo demás?
Al hablar del género macho en este sentido, espero que no todos se sientan concernidos, como yo no me siento tal al escuchar eso del género en femenino.
La gran trampa que el Patriarcado esconde consiste en que todo ha sido organizado para que el género macho pueda realizar – sin pudor, sin vergüenza, sin culpa, sin desprestigio y dentro de la legalidad- todos sus más repugnantes deseos y seguir alimentando hasta reventar un imaginario impotente, insensible, inhumano. No otra cosa desvela el tema de la prostitución, de la violencia, del enriquecimiento voraz, y hasta de la pasión descontrolada por el maldito fútbol.

Cuando nosotras debatimos sobre las “pobres prostitutas”, en realidad nos estamos limitando a mirar el dedo que apunta a la luna. “Se trata de su deseo, estúpida”. ¿O es que no te enteras? ¿Nos estaremos convirtiendo en el género tonto?

CASANDRA