8.6.14

LA PROSTITUCIÓN COMO PIB

El PIB (producto interior bruto) es una medida macroeconómica que expresa el valor monetario de la producción de bienes y servicios de un país durante un período determinado de tiempo (normalmente un año). Lo más engañoso del concepto es que en lugar de ser una medida meramente cuantitativa, se la ha convertido en un dígito cualitativo que mide,nada menos, que el 'bienestar' de la población, incurriendo en contradicciones flagrantes como que al aumentar los casos de cáncer, por ejemplo, y dispararse los gastos en tratamientos, hospitales, especialistas, fármacos y otros insumos provocaría que el PIB subiera proporcionalmente. El propio Simon Kuznets, creador del sistema estadounidense unificado de contabilidad nacional, inventor del PIB, fue siempre muy crítico con la pretensión de que este guarismo midiera realmente el bienestar de las personas concretas. Del PIB se deriva la 'renta per cápita', otra ficción, ya que toda la renta se distribuye matemáticamente y de modo artificial a partes iguales por ciudadano en países escandalosamente desiguales, como el nuestro. Actualmente, y rizando el rizo, la UE obliga a los miembros de la misma a contabilizar los beneficios obtenidos por el tráfico de drogas y la prostitución como parte del PIB. Sí, como lo oyen. Lo del tráfico de drogas se podría remediar legalizándola, como en Uruguay, Pero ¿qué hacer con la prostitución? Pues lo que se está haciendo: que los prostibulos pasen a ser empresas normales como una mercería, por ejemplo. Así, el puto que utiliza sus 'servicios' puede ser considerado como un patriota que colabora en el enriquecimiento del país por vía genital y sádica. Si esto no nos moviliza es que somos 'idiotas' en el doble sentido del término: estúpidas y ajenas a lo político. Desde ahora, la subida del PIB a través de la prostitución puede rebajar nuestra 'prima de riesgo', además de abrir las puertas a nuevos inversores que quieran colaborar con el engrandecimiento de la Patria. Me gustaría tener delante a esos gurús políticos que proclaman que el remedio de todos nuestros males es MÁS EUROPA. ¿Se ha convertido esta europa en una máquina infernal? No lo dudo.

24.3.14

SE CIERRA EL CÍRCULO. SE ABRE LA HISTORIA

Volvía en tren hacia el Sur en el mismo instante en que Suárez moría. Había viajado a Madrid para estar presente en la MANIFESTACIÓN POR LA DIGNIDAD, convocada precisamente por su lema, que me recordaba a las palabras de Hamilton en The Federalist cuando definió la revolución como "la vindicación del honor de la raza humana". Hay que estar, me dije: para que el viento de la Historia me dé en la cara y para salvaguardar esa dignidad sin la cual dejamos de ser humanos.


Ahora no dejo de pensar que se ha cerrado un círculo, el círculo de la Transición. Sí, la muerte de
Suárez ha cerrado una época ya finiquitada, y la manifestación abría un nuevo ciclo. Y al mismo tiempo lo cerraba. Creo que ya hemos dicho todo lo referente a nuestro hartazgo; hemos gritado nuestras reivindicaciones hasta la saciedad; nos hemos manifestado de todas las formas posibles. Es el momento de situarnos en el eje de una Historia que no tenga vuelta atrás. Realmente estamos en un período constituyente. Que se olviden los partidos políticos de volver a 'su' normalidad y los sindicatos a la suya. Que se olviden los bancos de seguir dirigiendo la locura económica, y la Troika de esclavizar nuestras vidas. Pero que también se olviden, quienes sueñan con la revolución, de su creencia en que una nueva Constitución pueda cambiar radicalmente la situación. Sin duda habrá que hacerlo, pero la cuestión es otra.

Algún científico ha dicho recientemente que toda la explicación del Universo cabe en una cuartilla. Yo también creo que la r-evolución cabe igualmente en una cuartilla. Por ejemplo: "Lo humano es la medida de todas las cosas" o "No se hizo el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre".
Lo que necesitamos es ese pathos, esa emoción cargada de razón por la que la raza humana alcance la dignidad que le pertenece. Pero como no soy una idealista absoluta, intuyo que hay que empezar a implementar acciones que le hagan 'pupa' al sistema. La desobediencia civil puede ser una guía, porque la desobediencia es lo contrario de la sumisión. Pero, eso sí, tenemos que ser muchos. Tenemos que ser la  multitud que se sabe ciudadanía.

24.2.14

24-F: EL DÍA DESPUÉS


24-F: El día después

 

Supongo que mucha gente –como yo- habrá quedado impactada por el programa de ayer sobre el 23-F de Jordi Évole y su equipo. Si antes nos hacíamos preguntas, ahora mucho más; si en la primera parte de ficción nos quedamos sin palabras, en la segunda, sentimos una gran frustración porque no era verdad, pero ¡tan verosímil!

         Lo único que me extrañaba era que estando tanta gente en el ‘ajo’ no se hubiera filtrado mucho antes,, así como la prisión posterior del único ignorante de toda aquella trama: Tejero.

         Después de la perplejidad me quedé pensando porque quería sacar mis propias conclusiones. Ahí van:

1)     Aquello fue un ensayo general de lo que ahora se está perpetrando.

2)     Entonces se pudo comprobar que la ciudadanía no reaccionó. A mí me sorprendió viviendo en Barcelona, y con una amiga nos fuimos a la Plaça de Sant Jaume, pensando que estaría a rebosar de gente defendiendo las instituciones de la Generalitat. Nadie. Las calles también vacías. Cuando anda acechando el león rampante, mejor en la gruta, pareció pensar la mayoría.

3)     Que en cualquier momento se puede representar un paripé similar sin que lo percibamos como tal.

·       En efecto. Cada viernes, el Consejo de Ministros mete la reversa y, a golpe de BOE, nos van quitando derechos conseguidos y posibilidades de vivir una democracia plena. Luego, nos remiten a la ‘legalidad vigente’ que acaban de sacarse del ala derecha y lo legal se va convirtiendo en una tupida red cada vez más ilegítima, más de la extrema derecha ‘democrática’.

·       No reaccionamos. Miento. Se han dado movimientos muy efectivos, como hemos visto en la sanidad de Madrid o en Gamonal, y parcialmente en los desahucios, pero no es suficiente en absoluto ante tanta corrupción, tanta privatización, tanto empobrecimiento, paro, exilios profesionales y explotación. Ante este páramo en el que están convirtiendo todos los niveles educativos y la investigación. Los partidos de izquierdas no adoptan posiciones radicales ni decisivas. Sólo piensan en mantener su estatus y a ver si ganan las próximas elecciones o si suben un puñado de escaños. ¿Los parados? No sé, pareciera que además de parados se han quedado paralizados.

·       Y, por último, la crisis: la famosa crisis. ¿No es todo un montaje muy bien orquestado? En el 29 se arruinaban los ricos, y hasta se tiraban por las ventanas, pero ahora cada vez son más obscenamente ricos. Alguien nos está robando a manos llenas. Alguien se está apropiando de todo nuestro patrimonio: natural, cultural, industrial. Alguien está quebrantando nuestra salud y nuestro futuro humano.

¿Será España un banco de pruebas para un totalitarismo silencioso, pero voraz?

     Hoy, 24-F, el día después, podría ser el primero de una lúcida reacción ciudadana. Creo que Jordi Évole nos ha revuelto algo más que las tripas. ¡Ojalá las neuronas!

31.1.14

¿SE HAN DADO CUENTA?


            

                


Supongo que sí, que se han dado cuenta porque es evidente; y supongo también que este artículo es superfluo porque imagino que escribo para gente inteligente. No obstante, creo que puede servir a los propios interesados para que perciban que no somos tontos.

Vengo observando que la derecha política guarda en su imaginario secreto una profunda envidia a la izquierda social. Y España constituye un campo de pruebas único para dicha observación. Esta izquierda hizo la transición y ellos se unieron al carro para sobrevivir, ya que en el antiguo régimen se encontraban de maravilla. La democracia resultaba incontestable y un estado propicio para el camuflaje. No pudieron sentirse héroes entonces, ya que todos los presos políticos que fueron amnistiados pertenecían a una izquierda global con muchos matices: no tenían nada que celebrar. Nosotros, sí.

Pasó el tiempo, y con las absurdas y crueles matanzas de ETA, las derechas pasaron de victimarios a víctimas. Fue entonces cuando comenzó su épica ascensión. El asesinato de Miguel Ángel Blanco constituyó el punto de partida. Casi todas (no todas) las asociaciones de víctimas montaron sus abigarradas manifestaciones contra los distintos gobiernos socialdemócratas. Eran las primeras veces que salían a la calle en plan reivindicativo con sus atrabiliarios jefezuelos al frente y en plan desafiante. Una gran emoción les embargaba. Nunca habían enfrentado a la dictadura ni habían formado parte del Mayo del 68 ni menos aún habían clamado por derechos y libertades en las calles. Aquello era una válvula de escape y una afirmación de sus conformistas ‘egos’. ¡Al fin! Experiencias nuevas para los nuevos tiempos.

Con el gobierno Zapatero encontraron múltiples motivos para experimentar con su nuevo juguete: las manifestaciones. Cada ley un poco progre era contestada con entusiasmo. Que si el divorcio exprés, que si el aborto de plazos, que si las treguas con ETA, que si los traslados de presos… en fin, con los obispos liderando a sus huestes desfilaron enardecidos frente a la barbarie. ¡Eran los nuevos héroes!

Una vez desactivada la izquierda política y sindical, les apareció con gran fuerza la nueva izquierda social del 15-M. Se dedicaron entonces a desprestigiarla: que si ‘perrosflauta’, que si acampados zarrapastrosos que desprestigiaban las ciudades ante los turistas, que si enemigos del pequeño comercio al que obstaculizaban sus ventas… En fin, los diversos nombres del miedo.

Finalmente llegaron al poder. Ya no podían manifestarse contra sí mismos. Entonces cambiaron de táctica. Y apareció el nominalismo más burdo. Los conceptos universales que para la izquierda tienen un sentido, como libertad, justicia, democracia, soberanía popular, igualdad o solidaridad, ellos las vienen utilizando como meros flatus vocis, es decir, como un sonido de la voz no respaldado por realidad alguna. Parole, parole, parole… pero haciéndonos creer que tienen el mismo sentido que para la izquierda. Todos los días nos llueven ‘perlas escogidas’ para tontos del bote. Sus torpes justificaciones comienzan así: “Para mantener una sanidad pública, universal y de calidad…. (Vamos a externalizar los servicios o a vender los hospitales al mejor postor, o sea, a privatizarla); a fin de potenciar una enseñanza pública según estándares de excelencia…. (subiremos las tasas universitarias, cerraremos escuelas, aumentaremos la ratio del número de alumnos, quitaremos la paga extraordinaria, bajaremos los sueldos, aumentaremos las horas de los profesores, anularemos becas de comedor, etc. etc. ); la nueva ley de seguridad ciudadana tiene como objetivo salvaguardar los derechos de los ciudadanos ( por eso vamos a poner multas astronómicas a quienes convoquen manifestaciones, vayan encapuchados, alteren el orden, rodeen el Congreso….); “Debido a que la mayor preocupación de este Gobierno es el empleo indefinido y de calidad, hemos hecho una reforma laboral ….” (que despida a los trabajadores muy fácilmente, se contraten precarios y otras lindezas). Y no digamos la desfachatez de “Para proteger los derechos de las futuras madres y del hijo… (hacemos una ley del aborto cruel y con unos supuestos inaccesibles)  Sin olvidar los mantras de “estamos saliendo de la crisis”, “los sueldos están subiendo”, “en Europa están admirados de nuestra recuperación económica”…..

En fin, palabros y más palabros para hacernos creer que son demócratas, igualitarios y casi casi socialistas: su secreta envidia de la izquierda, pero con unos intereses tan personales que los delatan. Los métodos de Göebel que bien sabemos. ¿No se enteran de que no les creemos ni una sola palabra? Supongo que ni la derecha sociológica se lo cree. Lo malo es que esas palabras –respaldadas por las leyes- tienen un sentido performativo que producen efectos y consecuencias pavorosas. Si se les pregunta sobre estas cuestiones, responden que “se hará todo según la legalidad vigente”, es decir, según las leyes que se han sacado del ala derecha, pero que tienen efectos sobre las personas. Es decir, nominalismo en las palabras y performatividad en las leyes, sin advertir que lo legal puede no ser legítimo.

¿Se han dado cuenta de lo que está pasando? ¿O es que yo deliro?