16.7.12

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

Voy a iniciar esta propuesta a partir de una cita de Mario Benedetti: “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”. 1. Una de las preguntas básicas de la humanidad ha sido siempre: ¿Dios existe? Las respuestas eran tres: No sé (agnóstico). Sí, Dios existe (creyente). No, Dios no existe (ateo). Sin duda tenemos que cambiar la pregunta por esta otra: ¿Estamos en disposición como humanidad de crear nuestro propio mundo? Al margen de que Dios exista o no, al margen de que creamos o no en Él o en Ella, ha llegado el momento histórico de cambiar el punto de partida. Somos nosotras y nosotros los únicos responsables de construir un mundo habitable como especie, cuyo fin último no es sólo sobrevivir, sino vivir una buena vida. El mundo puede ser un paraíso si practicamos la mutua ayuda, no sólo la autoayuda. No hay disculpas ni marcha atrás. Hoy, aquí y ahora, somos corresponsables de evitar este infierno, de superar nuestra desgraciada historia, que Albert Camus resumía en una frase: “Los hombres mueren y no son felices”. 2. En el frontispicio del templo de Apolo en Delfos alguien había escrito “Conócete a ti mismo”. Parecía que la pregunta que le correspondía era ¿Cómo soy? Pero la pregunta auténtica es ¿Quién soy? Soy un ser humano con todas las capacidades para alcanzar la plenitud que todos anhelamos. Podemos ser dichosos y alcanzar nuestro fin en la vida, pero no individualmente, sino colectivamente. La felicidad individual no tiene sentido. Por tanto, es indiferente que seamos de una forma o de otra, lo fundamental es saber quiénes somos. Y somos dioses, precisamente por nuestra capacidad creadora, porque somos capaces de crear un mundo propio. 3. La tercera pregunta fundamental era ¿Cómo puedo ser feliz? La felicidad, sin embargo, no es un objetivo en sí misma, sino una consecuencia. La pregunta adecuada sería ¿Cómo puedo ser humano, humana? Ser humano hoy y siempre, pero más en este momento crucial, significa ‘ser en relación’. Ahora mismo, o progresamos juntos o tomaremos una deriva de decadencia o de extinción de la especie. Muchas especies han desaparecido y la vida en la Tierra ha continuado. Ésa es nuestra mayor amenaza. Y ser humana requiere estar a la altura de las circunstancias, es decir, tener el valor de poner al servicio de la comunidad todos nuestros recursos. No basta con cuidar la propia familia, sino ser conscientes de que la gran familia a la que hay que cuidar es la familia humana. El cuidado y el servicio a los demás significa ser humano con su lógica consecuencia de felicidad. 4. Algo que nos ha acompañado a lo largo de toda la historia es el interrogante ¿Qué o quién es el poder? En realidad el poder es ese algo o alguien capaz de provocarnos miedo. Por tanto la pregunta nueva sería ¿Qué o quién nos provoca miedo? Pues bien, la medicina oficial y la industria farmacéutica son quienes nos asustan o preocupan con la enfermedad. Los señores del dinero son aquellos de quienes depende nuestra subsistencia o nuestra pobreza. Las autoridades políticas son quienes imponen leyes contra nosotros y nuestra vida. Las jerarquías religiosas nos angustian con el destino eterno. Las judiciales, en muchos casos, no permiten que lo justo coincida con lo legal, o que lo injusto sea verdaderamente castigado. Los señores de la guerra y de las armas hacen del mundo un campo de muerte. Los más fuertes, físicamente hablando, son quienes tienen capacidad para someternos. Cuando perdamos el miedo habremos ganado todas nuestras pacíficas batallas. Y el poder, el poder despótico, ya no existirá más. Tengo que añadir que entre los profesionales antes citados existe gente muy humana que realmente contribuye a la mejora de nuestra sociedad. 5. En muchas ocasiones, para conformar nuestra personalidad nos hemos preguntado ¿En qué consiste ser mujer? ¿En qué consiste ser hombre? Y estas preguntas están ya mal planteadas, porque la verdadera pregunta sería: ¿Cómo ser persona? Y ser persona sólo consiste en alcanzar la cualidad y el nivel de humanas más allá del sexo que tengamos. Muchas veces nos comportamos sólo como hembras o machos de la especie humana y eso significa quedarnos en el nivel de la animalidad. El ser humano, y, por tanto, el ser persona supone un nivel emergente en el que ser macho o hembra pasan a un segundo término. Los roles o comportamientos para ser femenina o masculino son roles construidos para el funcionamiento de sociedades no desarrolladas. En este momento de nuestra evolución sólo deberíamos aspirar a ser personas de acuerdo con nuestra personalidad profunda, con nuestras posibilidades, sin seguir patrones ya adquiridos. Las diferencias entre nosotros ya no pueden ser diferencias de sexo, sino diferencias de nivel en la evolución ascendente de lo humano, en nuestra calidad de personas. 6. Desde el punto de vista político, las estrategias se han encaminado hacia ¿Cómo tomar el poder? Pregunta que ya no tiene un sentido evolutivo, porque el poder reproduce formas de dominio y de privilegio, lo tenga quien lo tenga. La pregunta clave ahora mismo, después de toda nuestra experiencia histórica, sería ¿Cómo crear y vivir la soberanía popular? Esta pregunta iría encaminada a sentar las bases de la autonomía popular, es decir, de la autonomía de subsistencia, la autonomía política, la autonomía de comunicación, la autonomía del bienestar y la libertad individual y colectiva. Ya no se trata de que una élite nos dirija, sino de que cada quién intervenga en la vida política según sus posibilidades, sus cualidades, sus conocimientos. Y esto requiere llegar a un acuerdo respecto a las necesidades básicas en lo individual y lo colectivo. Todo lo demás pertenece a la libertad personal, una libertad que implica derechos y deberes, así como un estilo y una elección de vida personal. 7. La pregunta eterna por la que nos guiamos es: ¿Cuál sería la teoría económica más apropiada? Sin duda que ya no nos sirven el capitalismo ni el comunismo: los dos han fracasado porque uno busca el lucro individual, y el otro anula a la persona en aras de un igualitarismo impuesto. La nueva pregunta es: ¿Cómo gestionar los recursos para que todos disfrutemos de la vida? Esto significa repartir el trabajo y los recursos para que todos tengamos lo suficiente, pero que al mismo tiempo podamos utilizar los medios colectivos para el disfrute material y espiritual. ¿Cómo conseguir esos medios? Con el excedente de producción que consigue el trabajo social, sin que tengamos que mantener un crecimiento sostenido en beneficio de la empresa, sino de los individuos. 8. Pensando en las generaciones futuras, los políticos se preguntan: ¿Cuál es el sistema educativo más apropiado para que el trabajo produzca beneficios a las empresas? Aquí se pone a la empresa como el centro fundamental de la sociedad. De este modo los jóvenes consiguen trabajo, o no, y las empresas siguen lucrándose. Pero la educación no puede ser una especie de selección de personal para lo que a ellos les conviene. La pregunta sería ¿Cómo educar para promover las mejores cualidades del alumnado y que puedan disfrutar de su trabajo? Los sistemas educativos tienen que estar al servicio de la comunidad y del individuo, pero no sólo para crear una sociedad productiva, sino personas satisfechas y felices con su trabajo y su función en lo social. 9. Todo esto puede ser muy bonito en el papel, pero las personas seguimos sufriendo y pasándolo mal por diversos motivos. Por eso nos preguntamos ¿Cómo evitar el sufrimiento? Ésta no es una pregunta pertinente, ya que no se trata tanto de poner el acento en el sufrimiento como en el disfrute de la vida. La nueva pregunta, por tanto, debería ser: ¿Cómo disfrutar de la vida, del presente? Igual que en la medicina tradicional china los médicos cobraban cuando la persona se mantenía sana gracias a sus recomendaciones, y si enfermaban entonces no cobraban, lo esencial sería trabajar en un aprendizaje que nos enseñara a disfrutar, más que a sufrir, que es lo que hemos aprendido. No podemos luchar contra la oscuridad dando palos de ciego, y nunca mejor dicho, sino abriendo las ventanas para que entre la luz. Por eso, en la medida en que aprendamos a disfrutar ahuyentaremos más y más los sufrimientos, y más aún los sufrimientos imaginarios creados por la mente. Para crear una sociedad nueva, tendremos que empezar por transformarnos a nosotros mismos. 10. El último interrogante profundo del ser humano es y ha sido siempre en referencia al amor. Sin embargo no es importante preguntarnos ¿Cómo conseguir ser amados? En el fondo ésta es nuestra preocupación primera. Toda nuestra vida supone una continua estrategia para ser amados, admirados, tenidos en cuenta. La nueva pregunta es otra: ¿Cómo hacer del mundo un espacio amoroso? Esta pregunta significa ampliar infinitamente el concepto del amor, que ya no sería solamente un amor romántico o familiar, sino un sentimiento profundo que impregne todas nuestras relaciones: con la naturaleza, con la vida, con el trabajo, con la gente, con los nuestros y con los otros. Y esto supondría vivir en la ABUNDANCIA, y no en la escasez y las turbulencias de las relaciones íntimas. El amor no puede ser unidireccional, sino extenso, circular, como la alegría, como el gozo de vivir. Si los humanos hemos sobrevivido ha sido gracias al sentimiento amoroso de muchos otros. No podremos llevar a cabo una transformación política, ni económica ni educativa si éstas no se encuentran fundamentadas en el sentimiento amoroso. Quiero concluir estas reflexiones y preguntas nuevas con una frase de Einstein: “No podemos resolver problemas usando el mismo tipo de pensamiento que usamos cuando los creamos”. Sería lo mismo que decir que las viejas preguntas y sus trilladas respuestas ya no sirven en un momento de cambio tan profundo como éste. Este intento no es más que el planteamiento de nuevas preguntas, no la solución definitiva de nada, sino el intento sincero de cambiar la dirección de nuestro pensamiento. No es tampoco un manifiesto de medidas como el Manifiesto Comunista de Marx. No son medidas las que se proponen, sino actitudes y cambio en la dirección del pensamiento y de los sentimientos. Las medidas cambian con el cambio de los tiempos y las circunstancias, pero las actitudes son más poderosas y permanentes.