17.10.13

GRACIAS, PRESIDENTE RAJOY


                            


·        Gracias, Presidente Rajoy, por abrirnos los ojos. Nunca hasta ahora nos había parecido tan odioso un modelo de sociedad como el que usted lidera (por decir algo)

·        Gracias, P.R., por vacunarnos contra una derecha que hace tan cruel y desolada la vida cotidiana de los españoles y de los que conviven con nosotros.

·        Gracias, P.R., por sus torpes embustes, tan ridículos como esclarecedores de las tropelías de su Partido.

·        Gracias, P.R., porque su política está dignificando –por contraste- a la buena gente de la izquierda.

·        Gracias, P.R., porque sus ataques a la dignidad de las personas nos han unido más allá de nuestras ideologías.

·        Gracias, P.R., porque su neurótico inmovilismo estimula nuestras entusiastas movilizaciones.

·        Gracias, P.R., porque su entrega a los mercados han espoleado nuestra rebeldía e insumisión.

·        Gracias,  P.R., ya que su demente afán privatizador hará que tomemos la Bastilla de lo público.

·        Gracias, P.R., pues la comparación con los ministros elegidos por usted acrecienta nuestra talla moral.

·        Gracias, P.R., porque su inutilidad nos hace más capaces para dirigir una regeneración democrática.

·        Gracias, P.R., porque su destrozo de las libertades y del estado de bienestar disipan las dudas de lo que realmente queremos.

·        Gracias, P.R., por los servicios prestados a una ciudadanía cada vez más lúcida. Hasta nunca.

 

 

14.10.13

A PROPÓSITO DE FEMEN


                                                       

Hace algún tiempo que sabemos de ellas: chicas ucranianas y rusas que protestaban con sus senos desnudos contra el Patriarca Ortodoxo, pintando en sus cuerpos aquello de “Kill Kirill” (matar a Cirilo) por la institución misógina y retrógrada que representa; en abril pasado contra la política dictatorial de Putin como gran Zar de todas las Rusias (fuck dictador) en Hannover junto a otros líderes europeos o varias veces en su país de origen, Ucrania, para protestar contra el turismo sexual, la pornografía y la miserable condición de ser mujer en aquellas latitudes, donde está prosperando la lucrativa profesión de proxeneta como horizonte empresarial con gran futuro.

 

El nombre es una síntesis entre female (hembra y femenino) y women (mujeres). Me parece un acierto porque no deja nada fuera: la hembra como cuerpo diferenciado, lo femenino como simbólico, las mujeres como realidad individual y de grupo. FEMEN es un nombre potente, tan potente como su praxis, ya que un cuerpo desnudo que protesta constituye un signo de identidad que grita libertad. Cuando esos cuerpos desnudos de mujer se exhiben en las ‘salas de alterne’ no suscitan escándalo alguno, ya que se trata de cuerpos sumisos, obedientes, denigrados y esclavos, que es lo que corresponde a la situación de las mujeres respecto a los machos que pagan por esa representación de su poder, de su miserable poder. ¿A qué viene tanto escándalo cuando esos mismos cuerpos gritan y acusan?

 

Ahora han irrumpido nada menos que en el Parlamento español para escarnio y rasgado de vestiduras de sus señorías. Fueron reducidas como si un grupo de terroristas armados hasta los dientes hubiera asaltado el sagrado hemiciclo, cuando ellas clamaban por otra sacralidad: aborto es sagrado, aborto es sagrado, aborto es sagrado…. Estupefacción. Caras de lelos, secreto regodeo, balbuceo de Ministro, ridículo al fin ante tres muchachas con sus pechos desnudos como armas de destrucción masiva. Destrucción de su hipocresía, de su falso puritanismo, de sus leyes injustas (ley justa se está convirtiendo con este Gobierno en un oxímoron), de sus vacuos discursos, de sus secretas intenciones, de su evidente crueldad con la ciudadanía.

 

Creo que las chicas de FEMEN tienen una lista de espera más abultada que la de la Seguridad Social: ¡Bravo! Ya iba siendo hora de la renovación de un feminismo demasiado oficialista y políticamente correcto. FEMEN constituye un revulsivo, no sólo para ‘ellos’, sino también –y sobre todo- para ‘nosotras’. Tal vez ellas hayan comprendido la gravedad de la situación actual.

 

Cuando en Sol, durante la larga concentración que resistió al frío, a la lluvia, a las mil incomodidades y a la indiferencia de los políticos (como máscara de su miedo), una chica se atrevió a colgar una pancarta con el lema LA REVOLUCIÓN SERÁ FEMINISTA O NO SERÁ. Llegó un machito y la arrancó ante los aplausos del respetable y allí no pasó nada. Si la chica lo hubiera hecho a pecho descubierto, lo de la revolución feminista se lo habrían tomado más en serio. Es cuestión de sordera estructural: no se enteran, por eso hay que hacer las cosas de manera más bulliciosa.   

 

Para hacer justicia diré que la respuesta de IU, amonestada por sus aplausos a las chicas de FEMEN en el Parlamento, fue la única digna que tuvo lugar: en unas Cortes en las que se aplauden con entusiasmo y fervor tantas leyes injustas, tantas peroratas mentirosas, tantos recortes, tantas ayudas a la Banca y otras muchas tropelías, ¿por qué no aplaudir la voz del pueblo? ¿Por qué no encomiar la valentía de las nuevas amazonas contra la injusticia y la desigualdad? No son batallitas sin importancia. Son la punta de lanza de una guerra declarada contra el Patriarcado, que lleva seis mil años jodiéndonos la vida y ya está bien. YA LES VALE ¿NO? Espero que muchos hombres sensibles y que puedan entender el mensaje se unan a la justa causa de las mujeres del mundo. Gracias, FEMEN.

8.10.13

LA MALDITA BANALIDAD DEL PP


No me gusta personalizar, pero en este caso poner nombres es inevitable porque la trágica deriva del pasado siglo XX se saldó con juicios a los culpables con nombres y apellidos en Nuremberg, en Jerusalén años más tarde al nazi huido a la Argentina, Karl Adolf Eichmann, o en los más recientes, a los líderes carniceros de la guerra de la ex Yugoslavia. Pero ahora, con la experiencia histórica, no tendríamos que aguardar a un futuro que condenara a los culpables de esta crisis, cuyo devenir puede ser tan negro o más que los horrores vividos por nuestros padres y abuelos en Europa.

 

La actualidad del film de Margarethe von Trotta sobre Hannah Arendt me sirve de argumento para lo que aquí quiero expresar. La filósofa judio-alemana asistió al juicio en Jerusalén del nazi Karl Adolf Eichmann para enviar sus reportajes al New Yorker. La compilación de todos aquellos artículos la podemos leer en ‘Eichmann en Jerusalén o un estudio sobre la banalidad del mal’. Su tesis fundamental es que aquel oscuro funcionario de las SS –que ‘gestionó’ la deportación de cinco millones de judíos a los campos de concentración alemanes durante la Segunda Guerra- no era tanto un monstruo asesino como el típico burócrata afanoso y obediente que, según él, “nunca había tenido nada contra los judíos”. Su entusiasmo por la “solución final” estaba alentada por aquella locura colectiva de los seguidores de Hitler: “En su vida monótona, vacía de sentido, desprovista de importancia, había soplado el viento de la Historia”, escribía Arendt. Sus alegaciones siempre se remitían a que obedecía órdenes y, por tanto, no se sentía responsable. Él sólo cumplía con su deber.

 

Sin intención alguna de comparar a un personaje con otro en su dimensión humana, el perfil de Rajoy me recuerda en la misma actitud de obedecer normas. La diferencia es que este personaje, igual de oscuro y mediocre, es Presidente de un gobierno que está deportando a millones de ciudadanos al paro, a la miseria, a la ignorancia, a la emigración y a la enfermedad. Él nunca ha matado a nadie con sus propias manos, como Eichmann. Y cuando la Historia quiera juzgarlo, él responderá, igual que el nazi, que obedecía a Merkel, al BCE, a la Comisión Europea. Si es así ¿por qué no dimite? ¿Qué pinta él en semejante cargo? Claro que la actitud de nuestro Gobierno no es sólo la de cumplir normas por cumplirlas. Aún recuerdo una declaración de Gallardón que decía: “No hacemos todo esto por obligación, sino porque estamos de acuerdo”. Se refería a los recortes y al desmantelamiento de lo público. Yo diría que están felices de tener una disculpa poderosa.

 

Estamos rodeados de tragedias humanas o nos golpean ya de lleno, pero no importa. Ana Botella, que vende el “relaxing cup” hacia el exterior, acaba de soltar que “hay que cumplir la ley aunque suponga un auténtico drama para las personas”, también igual que Eichmann, pero más banal si cabe. ¿A qué leyes se refiere? ¿A las que ellos confeccionan para salvar al capital caiga quien caiga? ¿A las leyes que están dispuestos a cambiar para el carísimo ‘puticlub’ de Sheldon Adelson con disfraz de casino?

 

Los intereses que pagamos por el rescate de los bancos expoliados por sus directivos ascienden ya al presupuesto para todos los ministerios. ¿Por qué no se niegan a pagar como lo hicieron algunos gobiernos latinoamericanos cuando les tendieron la misma trampa? ¿Por qué no inhabilitamos a políticos cuyo máximo interés es privatizar lo público, que constituye una contradicción en los términos? ¿Qué hace ahí una Mato, cuyos obedientes afanes consisten en desmantelar el sistema público de salud y arruinar o matar a los enfermos crónicos, a desahuciar a los sin papeles? ¿Qué significa la banalidad de un Wert que parece divertirse con la liquidación de la investigación, la subida de tasas universitarias, la restricción dramática de becas o la eliminación de las ayudas de comedor o de libros?

 

¿Y qué me dicen de un Gallardón –príncipe de las tinieblas, como lo definió Llamazares- impidiendo con sus tasas el acceso a la justicia de los más pobres, catapultándonos a la caverna en lo referente al aborto o a una custodia compartida sin discernimiento entre padres y padres? ¿O un Cañete liberando nuestras costas a la depredación inmobiliaria mientras sabemos que el nivel de los mares puede subir casi un metro de aquí a fin de siglo? ¿Qué malsana intención anida en la aniquilación de las energías alternativas cuando éramos líderes en esas tecnologías?

 

El zorro no puede estar guardando las gallinas. Y Rajoy es un zorro en el gallinero. No tanto por su banalidad, como por la maldad que supone su banalidad, su falta de visión de futuro y presente, su idiota obediencia a los grandes, su abandono de la ciudadanía y sus mentiras, sus clamorosas mentiras. Hay que montar un Nuremberg ya, un Nuremberg simbólico, ahora mismo, antes de que la situación sea irreversible. Toda la ciudadanía deberíamos participar en ese macrojuicio como acusación particular y testigos de cargo.