15.3.11

DOS MUNDOS

Hace un par de días tuve una experiencia que deseo compartir porque igual es común a algo de lo que ustedes están sintiendo. Fue tan fuerte que estoy segura de que algo significa en relación a una nueva consciencia en lo que a nuestro mundo se refiere: la percepción profunda de que asistimos al alumbramiento de una nueva era mientras que otra va desgajándose del cuerpo que nace, tal como de la crisálida surge la multicolor mariposa. Estamos justo en ese límite en el que los dos mundos conviven en un contraste tan abismal que lo podemos palpar, eso que yo sentí simplemente pasando la página de una revista.
Pues bien, me puse a leer un reportaje sobre el último Foro Social Mundial celebrado en Dakar (Senegal), que daba cuenta de un evento que se repite cada año desde el 2001, en que se celebró por vez primera en Portoalegre (Brasil) En estos foros, que no son todavía el mundo nuevo pero sí su anuncio, confluyen tanto los comerciantes que quieren hacer su pequeño agosto como los líderes que despuntan en la formulación de otros paradigmas, así como cientos de ONGs y miles de gentes a la búsqueda de algo novedoso. Curiosamente la asistencia masiva ha ido creciendo exponencialmente, aunque en el último evento ha decrecido. ¿Es la crisis? ¿Se busca ya otra cosa? ¿Han perdido estos foros su espíritu fundacional? No lo sé, pero es fascinante comprobar ese bullir de gentes que buscan otra cosa, otro modelo, y que representan a otros cientos de miles o millones de personas que resuenan con esas búsquedas.


Pues bien, termino el reportaje escrito por Lola Huete con fotos de Sofía Moro y paso la página. Fue como pasar del bullicio humano de la vida que se abre paso al cataclismo de un espejo roto, hecho añicos de una pedrada brutal. Sentí realmente que un mundo se desmoronaba ante mis ojos, que aquello que estaba viendo carecía ya de realidad. Fue el síntoma que me ha hecho caer en la cuenta de una percepción insólita para mí: me doy cuenta de modo nítido de lo que ya está muerto y de lo que es simiente de futuro, de vida. En esa página a la que me refiero aparecía Hugh Hefner embutido en el pijama de seda negro con el que pasa todo el día. ¿Saben de quién se trata? Pues del amo del emporio PLAYBOY. Su sueño de juventud consistía en pasar toda su vida rodeado de bellas chicas con poca ropa. Fundó la revista y lo consiguió. ¿Por qué? Porque ese debe de ser el sueño común de millones de hombres para quienes inventó una pseudorealidad en papel couché.
A parte de que él es ya un viejo pellejo -con una prometida de 24 años,sí-, viva estampa de la decadencia y la decrepitud, es que ese modelo de vida y de mundo me pareció más decrépito todavía, una ruina, puro humo. Como él, todo el mundo de FORBES y otras revistas de la ‘yet’ amortizada y decadente, que prácticamente han pasado a ser fantasmas en el nuevo mundo que se perfila. Tendrán mucho dinero, pero son cadáveres. En contraste, las miradas limpias de líderes mundiales del FSM de Dakar con sus rostros surcados por la vida, pero no acabados ni decadentes ni decrépitos ni pasados, sino alumbrando un futuro lleno de esperanza: Susan George, Samir Amin, Chico Whitaker, Ivonne Ngoye, Eric Toussaint o la mujer terremoto Aminata Traoré, Exministra de Cultura de Mali: un bellezón de setenta años.

Lo curioso es que esa misma sensación que les cuento la tengo ya en cantidad de situaciones. Por ejemplo, ya no puedo ver a los políticos hablando en la televisión. Sus palabras, sus gestos, sus rostros no son más que un eco lejano de la nada. ¿Qué está pasando? No es animadversión: es extrañeza. No digamos los banqueros y ciertos especímenes de la clase empresarial de este letal neoliberalismo. Todos muertos, sí. Carecen de realidad. Lo siento, pero es lo que percibo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Durante casi dos meses he estado esperando un comentario a este artículo. Creo que no vale la pena esperar más y que ya puedo llegar a la conclusión que a la gente (chicos y chicas) les importa nada. PENA.