31.1.14

¿SE HAN DADO CUENTA?


            

                


Supongo que sí, que se han dado cuenta porque es evidente; y supongo también que este artículo es superfluo porque imagino que escribo para gente inteligente. No obstante, creo que puede servir a los propios interesados para que perciban que no somos tontos.

Vengo observando que la derecha política guarda en su imaginario secreto una profunda envidia a la izquierda social. Y España constituye un campo de pruebas único para dicha observación. Esta izquierda hizo la transición y ellos se unieron al carro para sobrevivir, ya que en el antiguo régimen se encontraban de maravilla. La democracia resultaba incontestable y un estado propicio para el camuflaje. No pudieron sentirse héroes entonces, ya que todos los presos políticos que fueron amnistiados pertenecían a una izquierda global con muchos matices: no tenían nada que celebrar. Nosotros, sí.

Pasó el tiempo, y con las absurdas y crueles matanzas de ETA, las derechas pasaron de victimarios a víctimas. Fue entonces cuando comenzó su épica ascensión. El asesinato de Miguel Ángel Blanco constituyó el punto de partida. Casi todas (no todas) las asociaciones de víctimas montaron sus abigarradas manifestaciones contra los distintos gobiernos socialdemócratas. Eran las primeras veces que salían a la calle en plan reivindicativo con sus atrabiliarios jefezuelos al frente y en plan desafiante. Una gran emoción les embargaba. Nunca habían enfrentado a la dictadura ni habían formado parte del Mayo del 68 ni menos aún habían clamado por derechos y libertades en las calles. Aquello era una válvula de escape y una afirmación de sus conformistas ‘egos’. ¡Al fin! Experiencias nuevas para los nuevos tiempos.

Con el gobierno Zapatero encontraron múltiples motivos para experimentar con su nuevo juguete: las manifestaciones. Cada ley un poco progre era contestada con entusiasmo. Que si el divorcio exprés, que si el aborto de plazos, que si las treguas con ETA, que si los traslados de presos… en fin, con los obispos liderando a sus huestes desfilaron enardecidos frente a la barbarie. ¡Eran los nuevos héroes!

Una vez desactivada la izquierda política y sindical, les apareció con gran fuerza la nueva izquierda social del 15-M. Se dedicaron entonces a desprestigiarla: que si ‘perrosflauta’, que si acampados zarrapastrosos que desprestigiaban las ciudades ante los turistas, que si enemigos del pequeño comercio al que obstaculizaban sus ventas… En fin, los diversos nombres del miedo.

Finalmente llegaron al poder. Ya no podían manifestarse contra sí mismos. Entonces cambiaron de táctica. Y apareció el nominalismo más burdo. Los conceptos universales que para la izquierda tienen un sentido, como libertad, justicia, democracia, soberanía popular, igualdad o solidaridad, ellos las vienen utilizando como meros flatus vocis, es decir, como un sonido de la voz no respaldado por realidad alguna. Parole, parole, parole… pero haciéndonos creer que tienen el mismo sentido que para la izquierda. Todos los días nos llueven ‘perlas escogidas’ para tontos del bote. Sus torpes justificaciones comienzan así: “Para mantener una sanidad pública, universal y de calidad…. (Vamos a externalizar los servicios o a vender los hospitales al mejor postor, o sea, a privatizarla); a fin de potenciar una enseñanza pública según estándares de excelencia…. (subiremos las tasas universitarias, cerraremos escuelas, aumentaremos la ratio del número de alumnos, quitaremos la paga extraordinaria, bajaremos los sueldos, aumentaremos las horas de los profesores, anularemos becas de comedor, etc. etc. ); la nueva ley de seguridad ciudadana tiene como objetivo salvaguardar los derechos de los ciudadanos ( por eso vamos a poner multas astronómicas a quienes convoquen manifestaciones, vayan encapuchados, alteren el orden, rodeen el Congreso….); “Debido a que la mayor preocupación de este Gobierno es el empleo indefinido y de calidad, hemos hecho una reforma laboral ….” (que despida a los trabajadores muy fácilmente, se contraten precarios y otras lindezas). Y no digamos la desfachatez de “Para proteger los derechos de las futuras madres y del hijo… (hacemos una ley del aborto cruel y con unos supuestos inaccesibles)  Sin olvidar los mantras de “estamos saliendo de la crisis”, “los sueldos están subiendo”, “en Europa están admirados de nuestra recuperación económica”…..

En fin, palabros y más palabros para hacernos creer que son demócratas, igualitarios y casi casi socialistas: su secreta envidia de la izquierda, pero con unos intereses tan personales que los delatan. Los métodos de Göebel que bien sabemos. ¿No se enteran de que no les creemos ni una sola palabra? Supongo que ni la derecha sociológica se lo cree. Lo malo es que esas palabras –respaldadas por las leyes- tienen un sentido performativo que producen efectos y consecuencias pavorosas. Si se les pregunta sobre estas cuestiones, responden que “se hará todo según la legalidad vigente”, es decir, según las leyes que se han sacado del ala derecha, pero que tienen efectos sobre las personas. Es decir, nominalismo en las palabras y performatividad en las leyes, sin advertir que lo legal puede no ser legítimo.

¿Se han dado cuenta de lo que está pasando? ¿O es que yo deliro?

        

3 comentarios:

fusco dijo...

Es el repite, repite, que se lo acabarán creyendo. Creo que la gente ha aprendido más de política y economía en estos últimos años que nunca, pero me temo que no es suficiente aún. Con nuestro sistema electoral bipartidista sigue habiendo sensanción en la población de que no hay alternativas, el PP tiene la sartén por el mango y tiene el apoyo de Europa. Lo que tengo claro es que los millones de personas que están desempleadas no van a encontrar un empleo por arte de magia en los próximos años, por lo que es probable que el pueblo siga siendo "escarmentado" por la política neoliberal hasta que aprenda la lección. Espero que no sea tarde porque medidas como la nueva ley de seguridad ciudadana están pensadas como verdaderos muros de contención del sistema.

ECOMARJAL dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ECOMARJAL dijo...

Recomiendo la película Los juegos del hambre en llamas, no por su maestria, genialidad u originalidad, sino porque apunta a uno de esos escenarios de futuro sobre, los que siendo más o menos plausibles, habría que reflexionar. Si OTRO MUNDO ES POSIBLE y no queremos que tenga los tintes que apunta el film, no hay otra vía que plantar cara y detener a esos personajes que ostentan cargos de poder, carentes de ética, faltos de escrúpulos y humanidad, corruptos y soberbios.