24.2.14

24-F: EL DÍA DESPUÉS


24-F: El día después

 

Supongo que mucha gente –como yo- habrá quedado impactada por el programa de ayer sobre el 23-F de Jordi Évole y su equipo. Si antes nos hacíamos preguntas, ahora mucho más; si en la primera parte de ficción nos quedamos sin palabras, en la segunda, sentimos una gran frustración porque no era verdad, pero ¡tan verosímil!

         Lo único que me extrañaba era que estando tanta gente en el ‘ajo’ no se hubiera filtrado mucho antes,, así como la prisión posterior del único ignorante de toda aquella trama: Tejero.

         Después de la perplejidad me quedé pensando porque quería sacar mis propias conclusiones. Ahí van:

1)     Aquello fue un ensayo general de lo que ahora se está perpetrando.

2)     Entonces se pudo comprobar que la ciudadanía no reaccionó. A mí me sorprendió viviendo en Barcelona, y con una amiga nos fuimos a la Plaça de Sant Jaume, pensando que estaría a rebosar de gente defendiendo las instituciones de la Generalitat. Nadie. Las calles también vacías. Cuando anda acechando el león rampante, mejor en la gruta, pareció pensar la mayoría.

3)     Que en cualquier momento se puede representar un paripé similar sin que lo percibamos como tal.

·       En efecto. Cada viernes, el Consejo de Ministros mete la reversa y, a golpe de BOE, nos van quitando derechos conseguidos y posibilidades de vivir una democracia plena. Luego, nos remiten a la ‘legalidad vigente’ que acaban de sacarse del ala derecha y lo legal se va convirtiendo en una tupida red cada vez más ilegítima, más de la extrema derecha ‘democrática’.

·       No reaccionamos. Miento. Se han dado movimientos muy efectivos, como hemos visto en la sanidad de Madrid o en Gamonal, y parcialmente en los desahucios, pero no es suficiente en absoluto ante tanta corrupción, tanta privatización, tanto empobrecimiento, paro, exilios profesionales y explotación. Ante este páramo en el que están convirtiendo todos los niveles educativos y la investigación. Los partidos de izquierdas no adoptan posiciones radicales ni decisivas. Sólo piensan en mantener su estatus y a ver si ganan las próximas elecciones o si suben un puñado de escaños. ¿Los parados? No sé, pareciera que además de parados se han quedado paralizados.

·       Y, por último, la crisis: la famosa crisis. ¿No es todo un montaje muy bien orquestado? En el 29 se arruinaban los ricos, y hasta se tiraban por las ventanas, pero ahora cada vez son más obscenamente ricos. Alguien nos está robando a manos llenas. Alguien se está apropiando de todo nuestro patrimonio: natural, cultural, industrial. Alguien está quebrantando nuestra salud y nuestro futuro humano.

¿Será España un banco de pruebas para un totalitarismo silencioso, pero voraz?

     Hoy, 24-F, el día después, podría ser el primero de una lúcida reacción ciudadana. Creo que Jordi Évole nos ha revuelto algo más que las tripas. ¡Ojalá las neuronas!

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