SUPERAR LAS CRISIS II

Hay tantas cosas que “desaprender” para superar las varias crisis que nos aquejan, que no sé ni por dónde empezar, pero hoy voy a incidir más en propuestas cualitativas, porque creo que a la vuelta de la esquina nos espera un mundo que desconocemos. La nueva adaptación nos exige, como dije en el blog anterior, respuestas significativas ante todos los frentes a los que adaptarnos, lo que nos indica que la transformación que se espera de nosotras es nada menos que el rumbo hacia un nuevo paradigma, un modelo que está por construir pero que se empieza a vislumbrar. No pretendo ir de gurú de nada, pero quiero poner sobre la mesa algunas intuiciones:
* Sería muy transformador empezar a distinguir entre el “yo” y el “ego”. Y no lo digo en el sentido freudiano, sino de la psicología profunda. El “yo” apela al riquísimo y espléndido fondo humano de cada persona, mientras que el “ego” sería todo un conglomerado de emociones neuróticas y de "conquistas" que creemos constituyen nuestra identidad: miedos, egoísmos, ansiedades, ambiciones espúreas, mente enloquecida y dispersa, enfermedades, odios, estupideces, vanidades locas, méritos, bienes materiales etc. que nos hacen creer que toda esa “carga” y esos “logros” forman parte de lo que "somos". No: eso es lo que tenemos o lo que nos pasa. Nada más.
* El nuevo modo de pensar nos exige hacerlo con otra lógica, una “lógica vital” que tiene más que ver con lo Real que con los espejismos de las realidades cotidianas. La lógica vital nos prepara para un pensamiento creativo y creador que nos hará idear las respuestas significativas en cada momento. Comprendo la desesperación de nuestra Vicepresidenta con los secretarios y subsecretarios de Estado pidiéndoles más creatividad y trabajo para este momento difícil. Dice De Bono (experto en pensamiento lateral) que la mente humana se ha adaptado a través de la ciencia ý la política a ahondar más y más en lo que ya se ha descubierto, pero no a pensar cosas nuevas de un modo diferente. La prueba: todas esas respuestas puramente cuantitativas que no son capaces de cambiar el rumbo de nuestra carrera hacia ninguna parte.
* Desaprender sería comenzar a aprender lo “básico”: cómo respirar, cómo caminar, cómo comer, cómo parar la mente, cómo escuchar, cómo amar, cómo disfrutar de la vida, cómo relajarnos, cómo convivir con la Naturaleza. ¿Quién enseña eso a las niñas y niños? ¿Sus padres, la escuela? Creo que nadie. Y son condiciones básicas para una buena vida, para una vida diferente y mejor. Es peor tener que aprenderlo ahora, de mayores. Desaprender mucho de lo anterior para introducir verdaderos cambios en la percepción de sí mismos y del mundo, así como en nuestro modo de vivir, en el que reside la clave para afrontar esta crisis y todas las que vengan.
* Se plantea si hacer más inmuebles o menos, pero no se plantea un modo nuevo de habitabilidad más relacional entre vecinos, servicios comunes, tareas comunes, sostenibilidad comunal, proyección social, comunicación frecuente, contacto con la naturaleza, responsabilidades asumidas entre todos, espacios para los niños y para los mayores… Los mases y los menos en todas las cuestiones no pasan nunca por replantear el modelo ¿por qué?
* Las Cajas de Ahorro inflan sus consejos de administración y adelgazan sus servicios sociales. ¿Por qué no se les exije cumplir el fin para las que fueron creadas?
* Me temo que las universidades van a terminar siendo centros de negocio, pero no templos del saber, que realmente formen a las personas que tendrán la misión de hacer posible un mundo nuevo y mejor.
* Las feministas siguen debatiendo sobre el aborto y olvidan el dabate sobre la libertad, que es de lo que se trata. Libertad para ser madre o no serlo y en qué condiciones.
* Se sigue hablando de la igualdad sin cuestionar esa igualdad en función de qué modelo de sociedad presente y futura queremos. La igualdad no es un bien en sí mismo (menos la desigualdad, desde luego). La igualdad tienen sentido cuando hemos definido el juego y las reglas del juego, algo que todavía no hemos hecho ni pensado siquiera.
* Creo que la clase política (porque ya es una “clase” sin duda) tendría que plantearse si realmente es capaz de producir un verdadero cambio social o no, olvidando su única preocupación por mantenerse en el poder o por conquistarlo. Empiezan a ser más el problema que la solución.
CASANDRA