Las chicas de Pererira, en Colombia, tal vez no sepan que su original campaña ya existía literariamente hace unos veinticuatro siglos nada menos. Que lástima que haya tenido que pasar tanto tiempo para que a las mujeres se nos ocurriera llevar el mismo argumento a la realidad.
Verán, Aristófanes utilizó el tema de la violencia masculina para hacer una comedia, “Lisístrata”, a fin de ridiculizar a los griegos, siempre enzarzados en sus guerras y guerritas de nunca acabar, que tenían a las helenas hasta los tirantes del peplo. A Lisístrata se le ocurrió una estratagema de lo más eficaz para obligar a los hombres a vivir en paz. Se reunió con las mujeres de Atenas, Esparta, Corinto y Beocia para convencerlas de que se negaran a satisfacer a sus maridos y amantes sexualmente hasta que no renunciaran a sus aficiones bélicas. Lo consiguió, pero en más de una ocasión vio peligrar su campaña de resistencia porque muchas mujeres se derretían a la primera carantoña. Finalmente, los griegos dejaron de hacer la guerra y comenzaron a hacer el amor en la paz acogedora del tálamo. En la ficción, claro.
Recientemente, más de 100 mujeres de la Pereira colombiana decidieron hacer lo mismo que Lisístrata y sus compañeras. La ciudad, de 450.000 habitantes, tiene más de treinta pandillas cuyo juego preferido es matarse por las calles, en la noche, a la luz del día, laborables y feriados, da igual: es ya una inercia, una costumbre, un “modus vivendi”. Cada año se registran casi quinientos asesinatos, lo cual le da a la ciudad un colorido subidito de tono. Y a la vida de las mujeres y sus hijos una inseguridad y una angustia innecesarias, absurdas, crueles. ¡Mira que traer un hijo al mundo, con lo que cuesta, para que te salga así de gilipollas!
La Lisístrata de Pereira se llama Omaira, una rapera que incita al resto de las mujeres a sumarse a la huelga de “piernas cruzadas”, con la que confían que los machitos opten por el amor en lugar de por la guerra. Ojalá lo consigan, pero a esta huelga yo le añadiría la de “brazos caídos”, para que les haga la cena Rita, y la de “úteros vacíos” hasta que el “homo-homo” controle su estúpida violencia, sus delirios prepotentes, su terrible complejo por no haber sido mujer, dadora de vida. Tal vez esta afirmación sea muy arriesgada por mi parte, pero ¿qué les pasa entonces? Los varones evolucionados, cada vez más, comienzan a sentir vergüenza de su género. Cuando esta vergüenza de género se imponga a la violencia contra el otro género empezarán a cambiar las cosas. Seguro. Gracias, mujeres de Pereira.
CASANDRA
4 comentarios:
Ostras, si, que Hagan el Amor y no la Guerra, pero como los homo-homo tienen que estar entretenidos bien sea con su lanza (metal) o con su lanza (bio) a ver si va a resultar que para estar "paraditos" vamos a tener que estar nosotras "moviéndonos sin parar"... que la cosa es así, o blanca, o negra, sin términos medios...
sonrían
considero q la operación lisístrata lleva germen de revolución para cambiar el sistema patriarcal. por q no hacemos q se cunda la voz y q se implante en todo el mundo? creo q es hora de q se haga una revolución social por parte del sector de la humanidad más olvidada durante toda la historia,nosotras las mujeres, no os parece?, yo ya estoy remitiendo el texto de victoria a cuantos conoci@s tengo. saludos
Suemy, la complicidad y la sororidad está másn allá de las polémicas intelectuales.
Tal vez estuve un poco brusca, pero Cristina sigue siendo para mí una mujer entrañable y una compañera en el feminismo. CASANDRA
Estoy de acuerdo en lo de "úteros vacíos" y "brazos caídos" pero no en lo de "piernas cruzadas". No veo porque las mujeres heterosexuales han de privarse de disfrutar su sexualidad que comparten con sus compañeros.
Esa campaña de Pereira es una triste muestra de cómo las mujeres siguen viendo en las relaciones sexuales con hombres un medio por el cual dan satisfacción, y no un ejercicio de su propia sexualidad.
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