31.5.11

LA DOCTRINA DEL SHOCK

El punto primero que las asambleas del 15-M han decidido reivindicar es el cambio de la Ley Electoral para que se cumpla aquello de que todos los votos valen igual. No es democrático -en absoluto- que los grandes partidos necesiten menos votos para sacar un diputado, mientras que a los pequeños un escaño les cueste muchos miles de votos más. La Ley D'Hont es la menos proporcional de todas las leyes electorales. Pero, claro, como todas las principales leyes que se han aprobado en nuestra historia democrática se han hecho consensuadas por los dos grandes partidos, resulta que ambos barren para adentro, para su conveniencia. La partidocracia es la constante en nuestro devenir político.

Hoy me he fijado en un cartel en particular: TENÉIS DEMASIADO DINERO. ¿Que a quién se dirige? Por supuesto que a los grandes financieros, a los banqueros, a las multinacionales y a muchos políticos. Sobre todo en contraste con los mileuristas, con los desempleados (que no parados), con los funcionarios, con los pensionistas y, más aún, con los pobres del mundo, los refugiados, los países en guerra. Pues bien, si es importantísimo reivindicar el saneamiento de la vida política, tenemos que estar muy atentos también a lo económico. Más que nada porque la debacle económica está en relación directa con las decisiones políticas de los gobiernos. Sí, 'ellos' tienen demasiado dinero, pero no el suficiente para saciar su codicia: lo quieren todo. Están enfermos. Yo no llenaría las cárceles, pero sí los psiquiátricos, aunque reformándolos, claro.

Por eso propongo que la segunda reivindicación urgente sea la de separarnos del FMI. Fue el Fondo Monetario el que arruinó en la década de los noventa a muchos países de América Latina. Gracias al viraje de esos países hacia la izquierda, su independencia de dicho Fondo les ha hecho crecer económicamente mucho más que a la mayoría. Yo no defiendo ni ataco a esos gobiernos, pero lo que sí digo es que el Mal reside en esa institución. Así como alabo y felicito a Islandia por hacer lo mismo. También lo decía una pancarta: MEJOR ISLANDIA QUE DISNEYLANDIA.


Naomi Klein

En toda esta movida no deberíamos olvidar ni por un momento 'La doctrina del shock' de Naomi Klein. Para que tengamos en cuenta el peligro que nos acecha y que ya ha comenzado a cumplirse, transcribo uno de sus párrafos, que se refiere al proyecto del economista Friedman, cerebro de esta ola neoliberal que nos arrastra: “Hay que esperar a que se produzca una crisis de primer orden o estado de shock, y luego vender al mejor postor los pedazos de la red estatal a los agentes privados mientras los ciudadanos aún se recuperan del trauma, para rápidamente lograr que las 'reformas' sean permanentes”. Ojo, que ahora estamos en ese estado de shock.

Con el triunfo de la derecha, los empresarios están apretando más y más las tuercas de la 'reforma laboral'. Si se aprueba tal como ellos proponen.... estamos perdidos. Y mucho me temo que este gobierno y el que venga va a seguir siendo igual de complacientes con sus demandas y con las del FMI. Tampoco confío, visto lo visto, en los sindicatos, que ya forman parte de los intereses del 'gran capital'. ¿En quién confiar? En nosotras y nosotros. Nos han dejado solos, pero somos multitud.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ojo con Islandia que en la crisis de 2009 quebró los tres grandes Bancos del Pais que debieron ser nacionalizados. Salió del embrollo gracias al FMI y sus préstamos y pese a su innegable prosperidad su deuda creció 18 veces su PIB... y eso solo con unos 300.000 habitantes, que si llegan a ser 40 millones la debacle sería de tal magnitud que hunden ellos solitos el planeta. Tampoco es que Disneylandia sea una opción atractiva. Para mí que convendría dejar en paz, de momento, al FMI como mal menor y quizá valdría la pena mayorl empeño en una democracia más representativa que la que nos ofrece el sistema D`hont.

luiz dijo...

A proposito de la familia Friedman. Ver "Anarcocapitalismo". Especial referencia a las conferencias de alguno de los Friedman en Barcelona.
Saludos.