13.3.07

VÍCTIMAS DEL PP

Todo tiene un límite, salvo el odio de Aznar. Y hasta que ese odio no sea satisfecho, hasta que esa humillación no sea reparada, hasta que esa ira sorda no acabe destrozando al enemigo, ese pequeño muñeco roto no cesará en su empeño. Cuando los políticos endiosados caen en desgracia, su “ego” inflado sufre un revés tan inesperado para su autoestima que, una de dos, o se reeducan por el humilde camino de la terapia o se entregan a la locura de su restauración caiga quien caiga. El orgullo estúpido de un personajillo puede arrastrar a un país entero a una situación caótica y de enfrentamiento civil.

Desde que el PP perdió el poder político por voluntad de la soberanía popular, todos los demonios y fantasmas de la caverna hispana han salido a la calle. A su cabeza la “conferencia episcopal”, nostálgica del nacionalcatolicismo con sus privilegios, prebendas y dominio sobre las conciencias, a la defensa de una familia en extinción –católica, numerosa, indisoluble-, que consideran único modelo posible. Pero, sobre todo, contra la ley de los matrimonios homosexuales. Luego fue la educación con su clase de religión, y ahora también en “contra” de la asignatura sobre educación cívica que, por lo visto, no les gusta nada, pero que nada. Personajes tan siniestros como Rouco Varela han desfilado ante nuestros ojos como un "revival" de los autos de fe medievales. ¡Qué miedo! ¡Que "deja vu"!

Luego han echado a la calle a las enaltecidas víctimas a las órdenes de ese atrabiliario Alcaraz, otro mediocre con ínfulas que convoca a la rebelión cívica ¡qué risa! ¡Como si supiera qué significa eso semejante petimetre! Supondrá que es lo mismo que un golpe de estado.

Después de hacer desfilar a los teloneros por delante, ya se han destapado, con el personajillo Aznar presidiendo las impresentables manifestaciones de la ultraderecha más montaraz. ¡Al fin sabemos la verdad! Esa verdad que la prensa canalla y “la caverna COPE” claman por saber: el PP no es más que el franquismo redivivo, que se nos ha quedado atravesado en el corazón mismo de la democracia.

Afortunadamente, la izquierda, bastante más civilizada, se mantiene serena y no responde a las provocaciones. Sin embargo, es preocupante ver a esas gentes vociferantes, llenas de un odio ajeno que ha prendido en sus confusas mentes. Me resulta imposible imaginar a mis padres, que eran “gentes de orden” y personas educadas, en esas manifestaciones que ahora convoca la derecha más “ultra” de la democracia. ¿En quiénes se han convertido esas personas pacíficas y educadas? Me aterra contemplarlas como bacantes enloquecidas, dispuestas a despedazar a ZP y seguidores hasta desparramar sus restos por las calles ensangrentadas o en el mismo foro de la “civitas”.

¿Cómo vamos a educar a nuestra infancia y a nuestra juventud con este modelo de políticos? ¿Cómo exigirles disciplina, respeto, educación, cuando estos representantes del PP ni siquiera saben comportarse en el Parlamento o en el Senado? ¿Qué autoridad puede ser reconocida si Pujalte y sus mariachis se lo pasan pipa gritando y abucheando en el hemiciclo? De pronto, un montón de antiguos “meapilas” han aprendido a echar los pies por alto… ¡y resulta que les encanta! Nunca habían ido a una sola manifestación, salvo a las concentraciones en la Plaza de Oriente, ¡y ahora son los reyes del mambo de la pancarta! Por primera vez se han quitado la corbata o se han aflojado la faja y ya no hay quien haga carrera de ellos. ¡Qué nivel, Maribel!

Fuera de bromas, ya que está tan de moda clamar en nombre de las víctimas que callan, que ya no pueden hablar, voy a fundar una ASOCIACIÓN DE VÍCTIMAS DEL PP, mientras aún podamos hablar, ahora que estamos a tiempo de pararles los pies en nombre de la soberanía popular, ahora que todavía podemos salvar la democracia, la dignidad cívica, la libertad de pensamiento y de voto. Sí, no es broma. Muchas y muchos nos sentimos víctimas de los atropellos del PP:
Víctimas de un retorno de la ultraderecha en un país al que tanto le ha costado llegar a la democracia.
Víctimas de un modelo económico que abandona lo público y sólo favorece los intereses privados.
Víctimas del mayor atentado terrorista en nuestro territorio, así como de una continua amenaza islamista por haber participado y apoyado la guerra contra Iraq.
Víctimas de un Parlamento bananero que desprecia la democracia y las formas civilizadas de convivencia.
Víctimas de una patética clase política que sólo quiere recuperar el poder a cualquier precio.
Víctimas de una gente miserable que no admite que sean otros los que acaben con el terrorismo.
Víctimas de unos “ministros del interior” que no supieron o no quisieron ver la amenaza islamista, y que hoy vociferan contra la política antiterrorista del Gobierno.
Víctimas de unos medios de comunicación que, si escuchamos o leemos, ponen en peligro serio nuestro equilibrio psíquico. Víctimas de otros medios que no tienen más remedio que dar voz y espacios a esos chulos que han pervertido el espacio de lo político.
Víctimas, las mujeres, de un repugnante estilo machista que retorna encarnado en quienes deberían representarnos más dignamente. (¿Hay alguien más repugnantemente “macho” que un Zaplana?)
Víctimas del enfrentamiento de las familias debido a la radicalización de los miembros más conservadores de las mismas, antaño seres civilizados.

PÁSALO SI ESTÁS DE ACUERDO.
CASANDRA