25.2.07

A. LÍNEAS DE FUGA

A. LÍNEAS DE FUGA

He recibido varios comentarios orales sobre mi último libro publicado: “MATRIA: EL HORIZONTE DE LO POSIBLE”, lo que me induce a explicar cosas que se han quedado en el tintero, conceptos no muy bien entendidos o aclarados, así como apostillas que se me ocurren después de lo ya escrito. Cualquier persona que publica un libro siente las mismas inquietudes, pero la suerte es poder disponer de un “blog” en el que divagar sobre lo ya escrito, pues, en cierta medida, creo que puede interesar a mucha gente, sobre todo a ese tipo de personas que investigan sobre la realidad, de modo que el saber para ellas se ha convertido en un placer irrenunciable. Así que ¡vamos allá!

Voy a ir por orden, y el primer concepto que me gustaría aclarar es aquel que introdujo Alfred Korzybski de que “el mapa no es el territorio”. Esto viene a cuento de la lógica, del tipo de pensamiento que aplicamos a la realidad, de las consecuencias nefastas que tiene el aplicar una cierta lógica a la política o a la economía. De lo que nos quería advertir este filósofo es de que la lógica abstracta que se suele aplicar a los asuntos humanos se impone como una dictadura en la vida de los individuos, de suerte que si la realidad no se adapta a esa lógica, tanto peor para la realidad, tanto peor para las personas concretas, que no responden a un mapa, sino a un territorio real.

Por ejemplo, el mapa mental que tenían los invasores de Iraq no podía ser otro que la gloria olímpica de pasar a la historia, de controlar los suculentos negocios petrolíferos, de marchar tras el jefe, el amo del mundo, de sentirse un semidios al mirarse en las primeras páginas del imperio mediático: no había más que ver en algún rostro el éxtasis erótico-mayestático de la foto de las Azores. Un ridículo imaginario infantiloide les hizo soñar con hazañas bélicas y glorias políticas que los emborracharon totalmente. Pero como el mapa no es el territorio, resulta que la cosa no fue un paseo militar por las riberas del Eúfrates y el Tigris. Miles de iraquíes han muerto ya, víctimas de aquella lógica, de aquel mapa mental que nada tenía que ver con la realidad. ¿Se puede decir ahora que uno no era tan listo como para saber que no existían las tales armas de destrucción masiva? ¿Pero alguien creyó alguna vez que a los invasores les interesara lo más mínimo el asunto de las armas? Lo que había era petróleo, eso sí, y protagonismo internacional, también. ¿Era mucho pedir la inteligencia mínima para saber que Iraq estaba habitado por seres humanos que iban a morir en la guerra que ellos preparaban? Pero su mapa mental no tenía en cuenta estas minucias. Las líneas maestras de la lógica de la ambición dibujaron un mapa ajeno a la realidad humana, pero no importaba. Todavía hoy, un Bush enloquecido insiste en seguir enviando hombres y mujeres a matar y a morir a ese desgraciado país que tiene el infortunio de abundar en petróleo cuando Israel carece de él. El mapa no es el territorio. ¿Cómo puede seguir gobernando el mundo un tipo que se empeña en que el territorio se adapte a su loco mapa mental?
CASANDRA