Muy buenos y femeninos días.
Mientras continúe habiendo personas e ideologías como la del ministro Gallardón, las mujeres tendremos que seguir conmemorando -que no celebrando- la fecha del 8 de marzo con un carácter reivindicativo. Lo que sucedió en esta fecha de 1909 fue que 129 mujeres protestaron por sus condiciones laborales en una fábrica de camisas de Nueva York. El patrón, sin cortarse un pelo, cerró la fábrica y la quemó con las mujeres dentro. Normal ¿para qué andarse con tonterías?
Gallardón sale ahora con la extravagancia de que las mujeres sufrimos una violencia estructural que nos obliga a abortar. Y él, cual llanero solitario, nos va a liberar volviendo al oscurantismo de los tres supuestos, que han de pasar por un tribunal de la inquisición desde el que podrán opinar el médico, el párroco, el juez, el novio,el padre, uno que pasaba por allí y hasta el guardia de la esquina. Todos menos la mujer, a quien se le niega su derecho a elegir si ser madre o no. Y si se quiere resolver el problema del aborto, que se obligue a todos los varones a usar preservativo en sus relaciones heterosexuales, salvo permiso expreso de la interfecta. Eso no ¿verdad? Pues menos lobos, caperucito.
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