En realidad este título es una bobada, pero intento emular aquello de la “tercera vía” de Tony Giddens, que desaparecido Tony Blair puede que se haya esfumado sin más, sobre todo por sus nefastos resultados, ya que en definitiva consistía en aplicar políticas de derechas conservando la apariencia y la denominación de izquierdas. Perdón por mi brocha gorda, por la falta de matices, pero no puedo ahora desarrollar sus tesis y por eso resumo tanto.
Mi emulación, sin embargo, se refiere sólo al título, porque el sentido difiere de raíz. Cuando hablamos de tercera “algo” solemos partir del esquema de que el mundo, los mundos, se dividen en una cosa y su contraria: derechas-izquierdas, mujeres-varones, buenos-malos, creyentes- ateos, ricos-pobres, enfermos-sanos, informados-ignorantes, homosex-heterosex, ciencias-letras, capitalistas-comunistas, norte-sur, gordos-flacos, viejos-jóvenes, blancos-oscuros…., y así indefinidamente. Cada término de los pares se sitúa en posición de defensa o ataque como si realmente se encontraran en diferentes trincheras, como si esos conceptos tuvieran auténtica entidad, siendo, como son, “absolutamente” relativos. Las terceras vías toman un poco de cada término o lo mejor de cada uno de ellos. Sin embargo, por ahí no se avanza. No se avanza porque el punto de partida es simplón, de geometría binaria. Más aún: porque los valores últimos compartidos por esos pares antropomorfos constituyen una especie de potaje que exprimido destila sólo ansias de dinero, de poder, de sexo….como aspiraciones de suprema felicidad.
Parece que esto no viene a cuento de nada, pero es que acabo de aterrizar desde un verano fuera de nuestras fronteras y de pronto me encuentro que caigo de nuevo en la burbuja neurótica del deja vu real, no imaginado. ¡Qué rollo! Otra vez fútbol y más fútbol y más fútbol; famosos y famosillos y famosetes de tercera; políticos, políticos, políticos (con los mismos caretos, los mismos gestos, el mismo egotismo aburridíiiiisimo), discursos reiterativos sobre el rollo psicótico de ETA y sus variantes…. O dejas de escuchar la radio, ver la televisión y leer los periódicos o vuelves a caer en el pozo de la sequedad intelectual y de la neurosis de repetición. Los medios han creado un mundo que nos está volviendo locos o tontos, no sé, además de reforzar los “valores” que nos guían, que no son más que deseos inducidos que, buscando la felicidad, nos llevan a la más profunda insatisfacción. En esta burbuja artificial no nos enteramos de lo que realmente está pasando, de lo que se está transformando en las profundidades.
Lo que quiero decir es que toda esta parafernalia que hemos montado como si fuera algo consistente, puede caerse como un castillo de naipes en el preciso momento en que los seres humanos subamos un peldaño en el nivel de conciencia. No encontramos solución a nuestros problemas porque la buscamos en los pares de opuestos cuando hay que escapar de ellos. ¿Qué pasaría si la gente decidiera no seguir jugando al juego “democrático” porque descubriera que no es más que un engaño “partidocrático”? ¿Qué sucedería si la ciudadanía dejara de estar atraída por la propiedad de una casita que hipoteca, no su dinero, sino su vida? ¿Si dejaran de estar interesados por quemarse al sol entre arenas sucias y cemento? ¿Qué pasaría si en la bolsa se dejara de invertir en ladrillos, en guerra, en muerte y les diera por invertir en cultura e investigación? ¿Qué cabría esperar si los humanos cayéramos en la cuenta de que todo eso de las fronteras, los países y las naciones no es más que la consecuencia de un neocortex cerebral deficiente, de unas neuronas colapsadas o de unas rígidas dendritas? ¿Sería posible que todos nos diéramos cuenta, de repente, que la felicidad sería posible sólo en el altruismo? Dejaríamos de mirar la tele y nos pegaríamos a los microscopios que sorprenden el misterio de la vida o a los telescopios que se deslumbran ante las estrellas, las galaxias, el silencio de los abismos siderales. ¿A dónde iría a parar todo este montaje? En las profundidades es lo que está pasando. Es la TERCERA CULTURA. No nos sirven ni unos ni otros. La masa crítica crece cada día.
CASANDRA