9.11.06

COSAS DE LA POLÍTICA

No creo que esto pueda durar indefinidamente. Es tan absurdo, que la ciudadanía un poco espabilada ya se ha dado cuenta y no creo que siga resignándose mucho más tiempo. Durante varios lustros, le han estado tocando las narices, pero cuando bajan al bolsillo la cosa se pone muy, pero que muy fea. Y ahora lo del bolsillo es descarado. En todas partes y todos los días nos sobresaltan noticias sobre la corrupción de los políticos, saqueos a manos llenas mientras la gente corriente hipoteca su nómina y su vida por unos metros cuadrados de ladrillo y cemento. ¡Desesperante!
Lo “más peor” es que incluso los políticos que no son corruptos, que serán sin duda una mayoría, andan en unas milongas que me tienen pasmada. Están todo el santo día en “sus” cosas, “cosas de la política”, es decir, intereses enanos de los propios partidos que nos importan un bledo, posiciones personales en el “aparato”, posibilidades inmediatas de trepar, de aparentar, de salir en todas las fotos. Siempre ha sido igual, sí, pero la puesta en escena de las iras de la derecha actual nos ilustran claramente sobre la calidad personal mínima de esos seres que odian, vociferan, abuchean, insultan, patalean, tartamudean, tiemblan, maquinan y acaban exhaustos en el intento de socavar el poder. El único problema es que no lo tienen. ¿Por qué no se van a “Marina D’Or, ciudad de vacaciones” hasta el final de la legislatura? ¡Sería tan relajante! Es patético contemplar cómo los políticos desean el poder como un fin último, como el sentido de su vida, compulsiva e indecentemente. Cosas de la política, sí, pero estamos ya muy hartas de esas cosas de la política y sólo nos interesa una política de las cosas, de las gentes.
Así como me parece vergonzosa la patética pataleta de la derecha en nuestros lares, me abochorna el espectáculo de cierta izquierda revolucionaria al otro lado del charco. Me refiero a Daniel Ortega y otros sandinistas reconvertidos de Nicaragua. Este guerrillero de pro, que confiscó la casa de un banquero, alto mando de la “contra”, para vivir él mismo en la mansión incautada, anda erre que erre merodeando un poder que finalmente ha conseguido. Lo curioso es que aquel banquero es ahora el número dos del Frente Sandinista de Liberación Nacional sin que se le despeine el flequillo, por más que su jefe siga viviendo en su casa incautada para la “causa”. El tal Ortega, el revolucionario, con tal de llegar al poder ha pactado con la Iglesia católica no legalizar el aborto ni en caso de peligro de muerte de la madre. Eso, por lo visto, le da votos entre la derecha. Me encuentro también con el titular “Ortega intenta tranquilizar a los inversores en Nicaragua”, pero en absoluto intenta tranquilizar a las mujeres, sino ignorarlas una vez más. Se han convertido en moneda de cambio de bendiciones episcopales. Ellas, que tan generosamente participaron en la revolución de los 80’; ellas, las “nicas”, que soñaban con integrar sus postulados feministas en el mundo nuevo de la revolución; ellas, tan ingenuas como luchadoras. Recuerdo haber tenido profundas conversaciones con ellas, porque mi empeño era en convencerlas de que tenían que hacer el análisis desde el patriarcado y no sólo desde el esquema de lucha de clases, que no es más que una variante de ese patriarcado. Es lo mismo que la regulación o la abolición de la prostitución. Si la analizas desde un esquema de “sociedad de clases”, se considera a las prostitutas como trabajadoras del sexo, que deben tener sus derechos regulados y legislados. Si lo analizas como un subproducto de la sociedad patriarcal, no puedes más que verlo como una esclavitud que debe ser abolida.

¿Qué si no me alegra que gane Ortega frente al empresario amigo de “yankilandia”, Eduardo Montealegre? Pues…. ¡qué quieres que te diga! Lo que me resulta trágico es tener que elegir “democráticamente” entre málaga y malagón: cosas de la política. Es decir, cosas de los intereses personalísimos de los políticos. Cosas de una democracia que se nos ha quedado más pequeña que el traje de la primera comunión.
CASANDRA

1 comentario:

walada dijo...

ya se van oyendo cada vez más voces de DEMOCRACIA=ESTRATAgEMA DE GLOBALIZACIÓN, y si los gobiernos son de izquierdas, mejor, asi tienen amordazadas a las clases obreras cn la excusa de q son los suyos los q hacen y desfacen y traginan el trabajo sucio de las multinacionales. necesitamos abolir el sistema cuanto antes desde AFUERA, como dice Margarita Pisano, asiq duro con todo lo q suene a tongo Victoria, siempre habrá quien siga la voz de "a las barricadas!". gracias por estar en la brecha cn tus escritos. walada