Supongo que sí, que se han dado cuenta porque es
evidente; y supongo también que este artículo es superfluo porque imagino que
escribo para gente inteligente. No obstante, creo que puede servir a los
propios interesados para que perciban que no somos tontos.
Vengo observando que la derecha política guarda en su
imaginario secreto una profunda envidia a la izquierda social. Y España
constituye un campo de pruebas único para dicha observación. Esta izquierda
hizo la transición y ellos se unieron al carro para sobrevivir, ya que en el antiguo régimen se encontraban de
maravilla. La democracia resultaba incontestable y un estado propicio para el
camuflaje. No pudieron sentirse héroes entonces, ya que todos los presos
políticos que fueron amnistiados pertenecían a una izquierda global con muchos
matices: no tenían nada que celebrar. Nosotros, sí.
Pasó el tiempo, y con las absurdas y crueles matanzas
de ETA, las derechas pasaron de victimarios a víctimas. Fue entonces cuando
comenzó su épica ascensión. El asesinato de Miguel Ángel Blanco constituyó el
punto de partida. Casi todas (no todas) las asociaciones de víctimas montaron
sus abigarradas manifestaciones contra los distintos gobiernos socialdemócratas.
Eran las primeras veces que salían a la calle en plan reivindicativo con sus
atrabiliarios jefezuelos al frente y en plan desafiante. Una gran emoción les
embargaba. Nunca habían enfrentado a la dictadura ni habían formado parte del Mayo del 68 ni menos aún habían clamado
por derechos y libertades en las calles. Aquello era una válvula de escape y
una afirmación de sus conformistas ‘egos’. ¡Al fin! Experiencias nuevas para
los nuevos tiempos.
Con el gobierno Zapatero encontraron múltiples motivos
para experimentar con su nuevo juguete: las manifestaciones. Cada ley un poco
progre era contestada con entusiasmo. Que si el divorcio exprés, que si el
aborto de plazos, que si las treguas con ETA, que si los traslados de presos…
en fin, con los obispos liderando a sus huestes desfilaron enardecidos frente a
la barbarie. ¡Eran los nuevos héroes!
Una vez desactivada la izquierda política y sindical,
les apareció con gran fuerza la nueva izquierda social del 15-M. Se dedicaron
entonces a desprestigiarla: que si ‘perrosflauta’, que si acampados
zarrapastrosos que desprestigiaban las ciudades ante los turistas, que si
enemigos del pequeño comercio al que obstaculizaban sus ventas… En fin, los
diversos nombres del miedo.
Finalmente llegaron al poder. Ya no podían
manifestarse contra sí mismos. Entonces cambiaron de táctica. Y apareció el nominalismo más burdo. Los conceptos universales que para la izquierda tienen un sentido, como libertad,
justicia, democracia, soberanía popular, igualdad o solidaridad, ellos las
vienen utilizando como meros flatus
vocis, es decir, como un sonido de la voz no respaldado por realidad alguna.
Parole, parole, parole… pero
haciéndonos creer que tienen el mismo sentido que para la izquierda. Todos los
días nos llueven ‘perlas escogidas’ para tontos del bote. Sus torpes
justificaciones comienzan así: “Para
mantener una sanidad pública, universal y de calidad…. (Vamos a
externalizar los servicios o a vender los hospitales al mejor postor, o sea, a
privatizarla); a fin de potenciar una
enseñanza pública según estándares de excelencia…. (subiremos las tasas
universitarias, cerraremos escuelas, aumentaremos la ratio del número de alumnos, quitaremos la paga extraordinaria,
bajaremos los sueldos, aumentaremos las horas de los profesores, anularemos
becas de comedor, etc. etc. ); la nueva
ley de seguridad ciudadana tiene como objetivo salvaguardar los derechos de los
ciudadanos ( por eso vamos a poner multas astronómicas a quienes convoquen
manifestaciones, vayan encapuchados, alteren el orden, rodeen el Congreso….); “Debido a que la mayor preocupación de este
Gobierno es el empleo indefinido y de calidad, hemos hecho una reforma laboral ….”
(que despida a los trabajadores muy fácilmente, se contraten precarios y
otras lindezas). Y no digamos la desfachatez de “Para proteger los derechos de las futuras madres y del hijo… (hacemos
una ley del aborto cruel y con unos supuestos inaccesibles) Sin
olvidar los mantras de “estamos saliendo
de la crisis”, “los sueldos están subiendo”, “en Europa están admirados de
nuestra recuperación económica”…..
En fin, palabros y más palabros para hacernos creer
que son demócratas, igualitarios y casi casi socialistas: su secreta envidia de
la izquierda, pero con unos intereses tan personales que los delatan. Los
métodos de Göebel que bien sabemos. ¿No se enteran de que no les creemos ni una
sola palabra? Supongo que ni la derecha sociológica se lo cree. Lo malo es que
esas palabras –respaldadas por las leyes- tienen un sentido performativo que
producen efectos y consecuencias pavorosas. Si se les pregunta sobre estas
cuestiones, responden que “se hará todo
según la legalidad vigente”, es decir, según las leyes que se han sacado
del ala derecha, pero que tienen efectos sobre las personas. Es decir,
nominalismo en las palabras y performatividad en las leyes, sin advertir que lo
legal puede no ser legítimo.
¿Se han dado cuenta de lo que está pasando? ¿O es que
yo deliro?