31.12.08

FELIZ CRISIS

Llega el ritual de cada año de felicitarnos con las uvas o sin las uvas. Esta nota es para hacer una breve reflexión al respecto.

Sigo pensando que toda crisis supone una oportunidad para crecer, para iniciar un cambio en la dirección evolutiva, personal y estructural. Y ésta, que parece descomunal, aún más. No se trata de pensar qué nos deparará la crisis, sino qué vamos a hacer con ella.

La verdad es que veo a los gobiernos un poco despistados, inyectando dinero a los bancos y suspirando por el tirón Obama como todo horizonte. Pero hay vida más allá de Obama, de Madoff, del Banco de Santander o de la financiación de Catalunya. En lugar de pensar nuevos modelos, la inercia neuronal nos hace seguir con las matracas de siempre.

En fin, les deseo un año pleno de creatividad, que falta nos hace.
CASANDRA

11.12.08

APAGAR FUEGOS

APAGAR FUEGOS

No hace mucho me comentaba una amiga, “¿para qué sirven los políticos? ¿Te has fijado lo bien que estamos, tan tranquilitos, en los momentos de interregno entre un gobierno y otro, cuando los unos se han ido y los otros no han entrado? ¿O en agosto, cuando ninguno aparece para darnos la barrila?” Pues sí. A veces pienso que los políticos nos incordina más que nos protegen. Es decir, que son más el problema que la solución. Los gobiernos de turno dejan que las cosas sucedan y andan liados con sus asuntos hasta que llega el incendio que todo el mundo preveía; la oposición se dedica a meter el dedo en el ojo como única misión política posible. Y así vamos.
Según costumbre de la medicina tradicional china, el médico cobra a su cliente por mantenerlo sano, pero deja de cobrar cuando éste cae enfermo. Es decir, que se trata de una medicina preventiva sabia. Por el contrario, la medicina alopática occidental sólo sabe tratar con la enfermedad, dando remedios paliativos que te enferman todavía más cronificando los males. No existe una política de prevención real, de lo contrario las ciudades no estarían tan contaminadas, el mobiliario del trabajo o la escuela no serían tan anti-ergonómicos, los pesticidas estarían prohibidos o la educación física, mucho más intensiva, sería promocionada para toda la población, por poner un mínimo de ejemplos posibles.
En todo igual. Cualquier ciudadana o ciudadano saben que el país está lleno de mafias y cárteles: andan ahí, en nuestras urbanizaciones de lujo haciendo sus negocios, pero mientras el dinero corra…. Cualquiera sabe también que nuestras carreteras y ciudades están a reventar de prostíbulos intolerablemente esclavistas, pero también dan dinero y muchos servicios, a políticos incluidos. De vez en cuando se hace una redada para que no se diga. A mí todo me suena a música celestial hasta que no eliminen los paraísos fiscales, no legalicen (y regulen) la droga y no porhiban la prostitución. Estas decisiones constituyen la ordalía del poder.
Todo el mundo sabía que un país no puede vivir del ladrillo, que las casas no pueden subir de precio indefinidamente y que la gente hipotecada hasta las cejas tiene que caerse del barco al mínimo vaivén. Ya ha pasado, y ahora llega la política “apagafuegos” a ver qué puede hacer. Antes de la “debacle” se decía: “hemos creado tantos puestos de trabajo”, y ahora: “se han destruido tanto otros”, como cuando estábamos en el colegio y barríamos para adentro con aquello de “me han suspendido” o “he aprobado”, cambiando el sujeto pasivo por el activo según la conveniencia. Igual, exactamente igual que la pueril artimaña de parvulario.
Hace unos meses escribí en este blog sobre las cinco burbujas que tendrían que estallar: la económica, la política, la social, la cultural y la personal. Ojo con lo que está pasando en Grecia. Empieza a pincharse la burbuja política en Europa. En EE.UU. parece que se ha dado el viraje y se ha encontrado al hombre para el cambio, pero no se trata de encontrar a la persona líder, sino de inventar un modo nuevo de gobernar, una forma diferente de administrar nuestros bienes, de potenciar nuestras infinitas posibilidades. El paquidermo administrativo del Estado español tendrá que aligerarse si no quiere entrar en el caos, que está muy cerca. Y la política no debe, bajo ningún concepto, estar en manos de personas cuyo mérito principal sea el de pertenecer a un partido. Cada vez proliferan más los inútiles, los don Tacredo de la política: no se mueven, no piensan, no proyectan, no solucionan. Sólo están y cobran.
Sería de lo más deseable una política de medicina preventiva y no de parque de bomberos. En fin ….
CASANDRA